El monte de Sión.
Venid al monte de Sión donde se encuentra Efraín y recibid vuestras bendiciones celestiales porque la casa del señor ya esta establecida en UTAH, es decir, la cabeza de los montes. De esto Escrito esta:
Y acontecerá en los postreros días, que el monte de la casa del Señor será establecido como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados y todas las naciones correrán hacia el. Y vendrán muchos pueblos y dirán: venid y subamos al monte del señor, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñara acerca de sus caminos, y caminaremos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley y de Jerusalén la palabra del Señor. (Isaías 2:2-3)
Sino acesis esto, ni venís a las Americas o a la tierra de Sión a recibir vuestras bendiciones de la mano de los hijos de José seres contados entre los inicuos. Y en el mundo venidero, quizá heredareis una mejor posición en el reino de las estrellas o quizás en el reino de la Luna pero siempre en un estado menor o mayor de condenación. Pero jamás podréis entrar en el reino del padre donde Dios el Padre y Jesucristo están. Porque una cosa es vivir para siempre en un estado de perpetua condenación singular y solitariamente como siervos y Ángeles ministrantes de otros que alcanzaron una gloria mayor; y otra cosa es vivir para siempre en la viva presencia de Dios y ser herederos de las incalculables e inimaginables riquezas de su reino mayor que es el reino celestial.
Grandes y maravillosas fueron y son las promesas de Dios para con nuestros padres y su descendencia, o casa de Israel. Porque así dijo el Señor por boca de Malaquias: Yo os enviare a Elías el profeta antes del día grande y terrible del Señor para volver el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a los padres no sea que yo venga y hiera la tierra con penosa maldición. Elías ya vino y la obra extraña y maravillosa del Padre ya ha comenzado. He aquí los primeros frutos de la vid del olivo natural ya están empezando a retoñar y retoñaran fulgentemente hasta florecer aun como la rosa. Alzad la voz, prorrumpid, regocijaos y cantad juntamente porque el día aceptable de nuestra visitación ha llegado.
Por lo tanto, en armonía con la verdad, no quitando ni añadiendo, como sombra de cosas pasadas, como voces que hablan desde el polvo y en congruencia con cosas que han de acontecer según la ley y los profetas. Solo soy un siervo oscuro y sombrío y con poca instrucción que a duras penas lo iluminan los rayos del sol, pero como un testigo fiel, firme y verdadero en las manos de Cristo me dirijo a todos vosotros como si estuvieras presentes ante mí. Y os reflejo por el don y el poder de Dios que esta en mi o con el espejo de mi espíritu, los vivos rayos del Sol, luz que entran por la coronilla de mi cabeza y sale procesada la verdad de lo profundo de mis entrañas. Solo intento haceros reflexionar y haceros volver de senderos extraños a la senda de luz de vida y de aguas vivas y fluyentes para que gocéis ecuánimemente del don celestial.
Y digo estas cosas con el son de trompeta pero no con jactancia; siempre andando con mucho temor y temblor, pero ceñido con toda la armadura de Dios como un errante forastero trabajando mi propia salvación. Tanto que cuando baja la gloria abrumadora de Dios súbitamente a su templo estremece todos mis huesos y hace vibrar todas mis coyunturas hasta el centro. Si, esperando encontrarme tan solo medio digno de este sagrado llamamiento, mientras que aquel hombre que fue llamado de Dios y nombrado que extienda su mano para sostener el arca de Dios, caerá por el dardo de la muerte como el árbol herido por el fulgente golpe de un rayo.
Y dejando estas palabras que son fieles y verdaderas; palabras que no son mías ni vienen de mi sino de Dios el Eterno Padre el cual las grabo en mi corazón como si lo hubiera visto a el mismo hacerlo; y las doy a conocer liberalmente a todos mis hermanos dentro y fuera del portal así como me las manifiesta el espíritu de verdad que testifica del Padre y del Hijo y de su reino debidamente restaurado como la Iglesia de Jesucristo de Los Santos de los últimos días y de toda verdad. Y las doy a conocer con suma humildad y mansedumbre a todos quienes estén dispuestos a recibirlas. Y lo hago en virtud del poder de Dios, el Eterno Padre el nombre Santo de su hijo Jesucristo. Amen.
Venid al monte de Sión donde se encuentra Efraín y recibid vuestras bendiciones celestiales porque la casa del señor ya esta establecida en UTAH, es decir, la cabeza de los montes. De esto Escrito esta:
Y acontecerá en los postreros días, que el monte de la casa del Señor será establecido como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados y todas las naciones correrán hacia el. Y vendrán muchos pueblos y dirán: venid y subamos al monte del señor, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñara acerca de sus caminos, y caminaremos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley y de Jerusalén la palabra del Señor. (Isaías 2:2-3)
Sino acesis esto, ni venís a las Americas o a la tierra de Sión a recibir vuestras bendiciones de la mano de los hijos de José seres contados entre los inicuos. Y en el mundo venidero, quizá heredareis una mejor posición en el reino de las estrellas o quizás en el reino de la Luna pero siempre en un estado menor o mayor de condenación. Pero jamás podréis entrar en el reino del padre donde Dios el Padre y Jesucristo están. Porque una cosa es vivir para siempre en un estado de perpetua condenación singular y solitariamente como siervos y Ángeles ministrantes de otros que alcanzaron una gloria mayor; y otra cosa es vivir para siempre en la viva presencia de Dios y ser herederos de las incalculables e inimaginables riquezas de su reino mayor que es el reino celestial.
Grandes y maravillosas fueron y son las promesas de Dios para con nuestros padres y su descendencia, o casa de Israel. Porque así dijo el Señor por boca de Malaquias: Yo os enviare a Elías el profeta antes del día grande y terrible del Señor para volver el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a los padres no sea que yo venga y hiera la tierra con penosa maldición. Elías ya vino y la obra extraña y maravillosa del Padre ya ha comenzado. He aquí los primeros frutos de la vid del olivo natural ya están empezando a retoñar y retoñaran fulgentemente hasta florecer aun como la rosa. Alzad la voz, prorrumpid, regocijaos y cantad juntamente porque el día aceptable de nuestra visitación ha llegado.
Por lo tanto, en armonía con la verdad, no quitando ni añadiendo, como sombra de cosas pasadas, como voces que hablan desde el polvo y en congruencia con cosas que han de acontecer según la ley y los profetas. Solo soy un siervo oscuro y sombrío y con poca instrucción que a duras penas lo iluminan los rayos del sol, pero como un testigo fiel, firme y verdadero en las manos de Cristo me dirijo a todos vosotros como si estuvieras presentes ante mí. Y os reflejo por el don y el poder de Dios que esta en mi o con el espejo de mi espíritu, los vivos rayos del Sol, luz que entran por la coronilla de mi cabeza y sale procesada la verdad de lo profundo de mis entrañas. Solo intento haceros reflexionar y haceros volver de senderos extraños a la senda de luz de vida y de aguas vivas y fluyentes para que gocéis ecuánimemente del don celestial.
Y digo estas cosas con el son de trompeta pero no con jactancia; siempre andando con mucho temor y temblor, pero ceñido con toda la armadura de Dios como un errante forastero trabajando mi propia salvación. Tanto que cuando baja la gloria abrumadora de Dios súbitamente a su templo estremece todos mis huesos y hace vibrar todas mis coyunturas hasta el centro. Si, esperando encontrarme tan solo medio digno de este sagrado llamamiento, mientras que aquel hombre que fue llamado de Dios y nombrado que extienda su mano para sostener el arca de Dios, caerá por el dardo de la muerte como el árbol herido por el fulgente golpe de un rayo.
Y dejando estas palabras que son fieles y verdaderas; palabras que no son mías ni vienen de mi sino de Dios el Eterno Padre el cual las grabo en mi corazón como si lo hubiera visto a el mismo hacerlo; y las doy a conocer liberalmente a todos mis hermanos dentro y fuera del portal así como me las manifiesta el espíritu de verdad que testifica del Padre y del Hijo y de su reino debidamente restaurado como la Iglesia de Jesucristo de Los Santos de los últimos días y de toda verdad. Y las doy a conocer con suma humildad y mansedumbre a todos quienes estén dispuestos a recibirlas. Y lo hago en virtud del poder de Dios, el Eterno Padre el nombre Santo de su hijo Jesucristo. Amen.
Miguel Ángel OconiT Guez-Dri-Rod 77
Malkiyahu@yahoo.com
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