Sion, Agosto 17 del 2010
Señor, hay ungüento en Gilead?
Por Miguel Angel Tinoco Rodriguez
Uno somos todos, uno en verdad.
Hoy día deseo testificar de la verdad de la restauración del evangelio eterno y del reino de Dios establecido sobre la tierra y de su grandeza y longanimidad para con los hijos de los hombres.
Como muchos o pocos, en ocasiones me pregunto como el Salvador, ¿Padre mió, padre mió porque me has abandonado? ¿O como José Smith cuando estaba encarcelado y dijo, Señor, donde estas? ¿Hasta cuando nos vengaras de nuestros enemigos? o ¿donde esta el pabellón que cubre tu morada oculta?
OH Dios, ¿en dónde estás? ¿y dónde está el pabellón que cubre tu morada oculta? ¿Hasta cuándo se detendrá tu mano, y tu ojo, sí, tu ojo puro, contemplará desde los cielos eternos los agravios de tu pueblo y de tus siervos, y penetrarán sus lamentos en tus oídos? Sí, oh Señor, ¿hasta cuándo sufrirán estas injurias y opresiones ilícitas, antes que tu corazón se ablande y tus entrañas se llenen de compasión por ellos?
Oh Señor Dios Todopoderoso, Creador de los cielos, la tierra, los mares y cuantas cosas hay en ellos, que dominas y sometes al diablo, y al obscuro y tenebroso dominio del Seol, extiende tu mano; deja que tu ojo penetre; que tu pabellón se descorra; que ya no quede cubierta tu morada oculta por más tiempo; inclínese tu oído; ablándese tu corazón y conmuévanse tus entrañas de compasión por nosotros. Permite que tu enojo se encienda en contra de nuestros enemigos; y en el furor de tu corazón, vénganos de nuestras injurias con tu espada. Acuérdate de tus santos que sufren, oh Dios nuestro, y tus siervos se regocijarán en tu nombre para siempre.
(Doctrina y Convenios Sección 121:1 - 6)
Porque aunque tengo decenas de millones de amigos, hermanos y parientes en este mundo porque no hay ninguno conmigo predicando el arrepentimiento a los cuatro vientos como con voz de trompeta. En estos Últimos días cuando casi todos saben acerca de Jesucristo, no hay nadie que sea inocente salvo los niños pequeños. Y en base a que el conocimiento de Dios se ha extendidito tanto a creyentes como a incrédulos y a los paganos, la salvación no viene a nadie si no es por medio del arrepentimiento. Y porque nadie se quiere arrepentir y ofrece un sacrificio en justicia aceptable al señor, Sion se acongoja y dice desde lo mas profundo de sus entrañas y hasta con gemidos y temblores:
Pero la respuesta consoladora es la misma y el velo ya se ve descorrer y los juicios obre idumea se precipitan. Y esta es la respuesta del gran Dios y el consuelo a todos sus afligidos:
Hijo mío, paz a tu alma; tu adversidad y tus aflicciones no serán más que por un breve momento; y entonces, si lo sobrellevas bien, Dios te exaltará; triunfarás sobre todos tus enemigos. Tus amigos te sostienen, y te saludarán de nuevo con corazones fervientes y manos amistosas. No eres aún como Job; no contienden en contra de ti tus amigos, ni te acusan de transgredir, como hicieron con Job. La esperanza de los que te acusan de trasgresión será deshecha, y sus maquinaciones se disiparán como desaparece la escarcha ante los cálidos rayos del sol naciente; y también Dios ha fijado su mano y sello para mudar los tiempos y las estaciones, y ofuscar sus mentes para que no entiendan sus obras maravillosas; para que los pruebe y los sorprenda en su propia astucia; también porque sus corazones se han corrompido, y para que las cosas que quieren ocasionar a otros, y se deleitan en que otros las padezcan, les sobrevengan a ellos mismos en grado sumo; a fin de que también se vean frustrados y se desvanezcan sus esperanzas; y de aquí a pocos años, ellos y su posteridad serán arrasados de debajo de los cielos, dice Dios, que no quedará ni uno de ellos para estar junto al muro.
Malditos sean todos los que alcen el calcañal contra mis ungidos, dice el Señor, clamando que han pecado cuando no pecaron delante de mí, antes hicieron lo que era propio a mis ojos y lo que yo les mandé, dice el Señor. Mas los que claman trasgresión lo hacen porque son siervos del pecado, y ellos mismos son hijos de la desobediencia. Y los que juran falsamente contra mis siervos para causarles la servidumbre y la muerte, ¡ay de ellos!; por haber ofendido a mis pequeñitos serán vedados de las ordenanzas de mi casa. Su cesta no se llenará, sus casas y graneros desaparecerán, y ellos mismos serán odiados de quienes los lisonjeaban. No tendrán derecho al sacerdocio, ni su posteridad después de ellos de generación en generación. Mejor les hubiera sido que se les hubiera colgado una piedra de molino al cuello, y se hubieran ahogado en lo profundo del mar. ¡Ay de todos aquellos que molestan a los de mi pueblo, y los acosan, y asesinan, y testifican contra ellos, dice el Señor de las Huestes! La generación de víboras no se escapará de la condenación del infierno.
(Doctrina y Convenios Sección 121:7 - 23)
Y esto yo lo digo porque veo a mi derredor, y me encuentro muy solo; y como a Juan el bautista, muchos me miran con el ojo de escarnio como si me estuviera presentando como un profeta. Me miran como si yo me hubiera escogido a mi mismo. Yo no puedo negar ni tampoco me puedo retractar de que he probado del dulce amor y de las tiernas misericordias de Jesús, el crucificado, el vivificado y el prometido Cristo. Y que por lo cual, y no de mi mismo tengo un testimonio de su divinidad de su santo nombre; y también de todas sus obras de gracia y verdad y redención. Por cuanto escrito esta que el testimonio de Jesucristo es el espíritu de profecía; y es ese espíritu el que eme inspira a escribir.
Mi conversión no fue cosa fácil. Sino que yo, habiendo sido un vil pecador ejercí potente fe en Jesucristo para que su sangre expiatoria me lavara por medio del arrepentimiento. Y yo he palpado y he notado un potente cambio en mi corazón que me hizo nacer de nuevo espiritualmente y regocijándome en extremo por el gozo de mi redención llegando a ser como un niño pequeño. Pero al estar muy santo delante de mi Dios algunos de mis amigos me hicieron tropezar y perdí una de mis piernas. Y estando santo como un niño herido en defensa personal me envilecí y caí en extrema depresión y hasta fui a parar a la cárcel. Y mi cuerpo que era santo quedo expuesto a los ultrajes y bofetones se Satanás y de incontables espíritus inmundos hasta que uno a uno fue quedando bajo la planta de mis pies. Y antes de que esto sucediera, aun décadas después de mi bautismo; o por mucho que yo sabía acerca de Cristo, y conocía sus preceptos y mandamientos, mi bautismo de fuego o mi conversión absoluta no llego sino hasta hace unos cuantos años atrás.
Y desde entonces soy enemigo a muerte del pecado. Y por amor al trasgresor, con sumo celo y ansiedad deseo prevenirlos de los nocivos e intoxicantes efectos del pecado que se extienden mas allá de la misma muerte. Y al encontrarme sobre la roca de la eternidad o en la plataforma segura en la que me hoy me encuentro, y al ver a muchos holgados, bailando, bebiendo, comiendo y disfrutando de placeres carnales, sensuales y diabólicos parapetados en un abismo sin fin y erguidos en el aire como a punto de ser derribados para caer y no volver a ascender mas, yo desfallezco y siento como que me muero. Y esto por saber el infierno que les espera. Me aterra que un alma sufra lo inaguantable. Y esto les sucede por inicuos y no prestar atención a las palabras de Dios ni se los profetas.
Y tan pronto me repongo de mi separes les hago una solemne invitación; o mejor dicho, les tiro una cuerda para que vengan al lugar santísimo mas seguro. Pero en lugar de tomar la cuerda, ellos por lo general se enojan contra mi con mucha rabia, se burlan de mí, a sabiendas me ignoran, me echan de sus sitios públicos y hasta me dicen que estoy muy loco. He sido contado entre los enfermos y enumerado entre los inicuos por causa de algunos de ellos. ¿Pero que me hacerme Segismundo a mi que ya no le hayan hecho al Cristo? Acaso soy yo o alguno de posprofetas somos mayores que el? Si a el se lo hicieron es no es ningún misterio que también nos sucedan algunas de estas cosas nosotros.
Yo no escogí ni mucho menos baje a Mi Señor del cielo, sino el me llamo a mi y envió con su espíritu. Y como a los de la antigüedad he sido enviado a testificar de la verdad y también a predicar el arrepentimiento a una gente obstinada y dura de cerviz; preparando así el camino delante de mis hermanos, los Élderes de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de Los últimos días. Ellos vienen detrás de mí con potestad mayor antes del día glorioso de su venida. Yo, aunque tengo autoridad mayor que esta, no bautizo o confiero el espíritu santo a nadie salvo que se me mande directamente a hacerlo. Porque la casa de Dios es una casa de orden y no de confusión.
Así que para no traspasar lo señalado solo me limito a predicar el evangelio eterno, la fe en el Señor Jesucristo, el arrepentimiento; y también invito a todos a venir a cristo con corazón quebrantado y un espíritu contrito como ofrenda aceptable ante Dios. Y que una vez hayan hecho esto, hagan convenio con Dios por medio de un bautismo de inmersión para la remisión de pecados; el cual es el único bautismo legal y legítimo y aceptable en el cielo si es efectuado debidamente por alguien que tiene la debida autoridad. Y todo esto lo hago para que también puedan recibir como yo y muchos otros el Don del Espíritu Santo por la imposición de manos por los que tienen esta mayor potestad. Y esto a su vez par que puedan glorificar a Dios en espíritu y en verdad y así gozar todas las bendiciones que Dios padre y su hijo Jesucristo; y el espíritu Santo tienen preparadas o reservadas para ellos.
Y para que también una ves hayan hecho esto ya se en el mismo momento de su conversión o cuando Dios haya probado su fe hasta el fin, puedan recibir el bautismo de fuego y del Espíritu Santo directamente de las manos de Jesucristo, el único mediador de este nuevo y sempiterno convenio. Y esto para que puedan recibir por medio del la valentía, el esfuerzo y la determinación en guardar todos los mandamientos, el don mas grande jamás otorgado por Dios, a saber, la vida eterna en la presencia de Dios. Y que no se conformen más con solo la salvación o con solo resurrección para vivir eternamente en algún otro lugar en un grado menor de felicidad o en eterna condenación. Y todo esto manifiesto con pelos y señales que si los que son capaces de arrepentirse no hacen y reciben estas cosas cuando les hayan sido presentadas, que serán condenados y que por la justicia de Dios tendrán que descender irrevocablemente al infierno.
Los que han escuchado lo amargo del mensaje de salvacion, y no son rebeldes, pueden probar la dulzura del evangelio eterno por medio de la mano de mis hermanos cuando los Élderes o los Ángeles de Dios toquen a su puerta, o se los encuentren en el camino. Porque el evangelio que yo predico aunque es muy dulce al paladar, es muy destructivo y amargo al vientre; y se me ha mandado no hacer acepción de personas ni a respetar a ninguna carne. Y acontece que aunque muchos son llamados y pocos los escogidos, los que son escogidos reciben gozosamente a los misioneros del reino de Dios. Y es allí cuando Jesucristo crece y nosotros menguamos, tal y como sucedió con Elías mensajero que había de venir o Juan el Bautista y todos los santos profetas. Porque ninguna carne se gloriara antes de nuestro Señor.
Así que yo solo siembro la semilla; y también a menudo me siento como el buey que trilla el arado en manos de mi hacedor. Y predico de día y de noche casi sin descanso tanto en la oscuridad como al medio día; despierto así como dormido. Y por causa de este atributo que he desarrollado de los profetas y de Cristo mismo casi todos los que me han escuchado me han puesto bozal y me han mandado que me calle y que no les predique. Mas a carne ni sangre yo no le hago caso porque el que me envió es mayor que todos ellos. Y prefiero temerle a Dios más que al hombre. Por lo cual, también me he ganado la fama de ser un ser prepotente e implacable, cundo lo único que hago es repartir justicia, o ser intolerante del pecado y no del pecador. Yo no juzgo a nadie, pero la palabra escrita es juez de vivos y muertos.
Hasta ayer yo pensaba que estaba trillando el habado solo. Mas no me había dado cuanta que todos somos uno y que uno somos todos, por eso es que yo no veía a nadie trabajar conmigo. Y es porque todos trabajamos como si fuéramos un solo hombre cada quien en su posta como un cuerpo bien organizado.
Por causa de tanta oposición, esfuerzo y predicación, Ayer en un sueno lúgubre, se me debilitaron casi todas las fuerzas y me sentí además de débil en el espíritu, muy desalentado y muy acongojado por no decir miserable, necesitado, siego y desnudo. Y los misioneros de la Iglesia, mi familia y yo fuimos a tener una noche de hogar en casa de un prominente investigador. El es un judío directo de los lomos de Aarón, que todavía no sabe quien es, de donde viene y a donde va. Pero en su casa ayer junto con su esposa, hijos y amigos en unión cantamos y le testificamos de Jesucristo y del evangelio restaurado. Para el final de la charla, si tenía yo algo de fuerzas ya se me habían drenado por completo. Sentí como que se me apago el espíritu. Mi tristeza se notaba y auque soy dormilón, comelón y bebedor, no tenía ni siquiera apetito. Deseaba volver a mi casa para orar en secreto para pedir fuerzas a mi Dios. Y así sucedió.
Cuando llegamos mi familia y yo a casa, ore y pedí a Dios un poco de aliento; y sin reproche me fue dado. Y cuando lo obtuve me di cuenta que tenia que testificar otra vez acerca del poder de Jesucristo. Y llame a mi amigo el investigador, para darle aliento y apoyo y decirle que tuviera Fe en Jesucristo y no en el brazo de la carne. Porque hasta yo le podía fallar, pero que si depositaba su confianza en Jesucristo nunca le fallaría sino que el se adelantaría a socorrerlo. También le dije que leyera el libro de Mormon con verdadera intención para que se diera cuanta que El es un hijo muy especial de nuestro padre Celestial y que descubriera por si mismo su verdadera identidad. Que en el libro de Mormon se encuentra el evangelio eterno y el ministerio personal de Jesucristo y sus tratos con nuestros Padres tanto antes como después de su resurrección. Y por ultimo le dije que pese a la oposición que ahora agobia su vida que se mantuviera firme. Que cada paso adelante por muy pequeño que fuera es un gran salto que lo eleva y lo acerca más a Dios y a su reino.
Cuando terminamos de hablar, quede totalmente deshabilitado. Me sentí de nuevo vació o que lo había dado todo y que me había quedado sin nada para mi. Era como haber dado un buen consejo y haberme quedado sin el. Pero con fe en Cristo, supe que sobreviviría. A fin de cuentas, no es la primera vez que pongo mi vida y la vuelvo a tomar. Esto yo lo aprendí de Jesucristo, quien a su vez lo aprendió de nuestro Padre Celestial. Porque por esto me ama al Padre dijo el, porque pongo mi vida y la vuelvo a tomar. Así que con oración, leyendo las escrituras y los consejos de los profetas poco a poco empecé a calentar mis baterías espirituales para poder pasar la noche o hasta que llegara mi bebida.
Como podrán ver, por gracia y misericordia divina hoy estoy escribiendo otra vez, o predicando el evangelio eterno. Y lo hago con el mismo ánimo y con la potestad y valentía de uno como Miguel Ángel con la que me caracterizo, pues por Dios así fui nombrado por el Sacerdocio en su santa Iglesia aun antes de que yo mismo pudiera decir Padre mió o Madre mía.
Pero que día de Gozo y de alabanza es este? Hoy estoy de fiesta porque hoy llego a mi casa el mensajero de mi Dios y con el mi bebida. El mismo mensaje que le di a mi amigo anoche, lo recibí de un profeta viviente y revelador cuyo nombre hoy confieso, Henry B. Eyering. En el primer mensaje para el mes de Septiembre del presente de la primera presidencia de la Iglesia para todos nosotros y para el mundo, el presidente eyering Me dice a mí, lo que yo lo dije a mi amigo ayer. El mensaje del profeta me lleno instantáneamente mi espíritu. Y por esto y mucho más, doy gracias y alabo a mi Dios porque manda de nuevo a venir profetas con su evangelio, a enseñarnos como vivir. Y por esto es que digo que uno somos todos una en verdad. Ayer yo di y hoy de Dios yo recivi.
Con todo el amor de mi alma y sin la mas mínima adulación le aconsejo a todos mis hermanos dentro y fuera de la puerta a escuchar a los profetas vivientes, videntes y reveladores de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los o Últimos días. Yo soy profeta como ellos, pero profeso más de lo que profetizo. Y hablo como uno que hablara de entre los muertos; y por ellos he sido vivificad una y otra vez. Les exhorto a que den oído a sus palabras porque ellos los guiaran por el camino de la vida, de la verdad y de la salvación que es un solo camino. Sus palabras son suaves, tiernas y sencillas, claras al entendimiento y muy eficaces para los que no han dejado de sentir, pero como silabas vacías para los incrédulos y los desobedientes.
Y aunque los profetas de la Iglesia de Jesucristo les predican un evangelio suave, tierno, como un riachuelo que corre pacidamente y sublime, los profetas del Padre Eterno somos enviados a segar y a confundir, a destituir a y a despojar a Segismundo de la verdad y poner a todos los enemigos de Jesucristo bajo sus pies. Por cuanto escrito esta:
Y me habló el Señor otra vez, diciendo: Por cuanto este pueblo desecha las aguas de Siloé, que corren plácidamente, y se huelga con Rezín y el hijo de Remalías; el Señor, pues, hará subir sobre ellos las aguas del río, fuertes y muchas, es decir, al rey de Asiria y toda su gloria; y subirá sobre todos sus arroyos y pasará sobre todas sus riberas. Y fluirá por Judá; se desbordará e inundará; y llegará hasta la garganta; y la extensión de sus alas llenará la anchura de tu tierra, ¡oh Emanuel!
¡Reuníos, oh pueblos, y seréis quebrantados! ¡Escuchad, todos vosotros los de países lejanos; ceñíos, y seréis quebrantados; apercibíos, y seréis quebrantados! Reuníos en consejo, y será anulado; hablad palabra, y no permanecerá; porque Dios está con nosotros.
Porque el Señor de este modo me habló con mano fuerte, y me instruyó que no anduviese por el camino de este pueblo, diciendo: No llaméis conspiración a todo lo que este pueblo llama conspiración; ni temáis lo que ellos temen, ni tengáis miedo. Al Señor de los Ejércitos santificad; y sea él vuestro temor, y sea él vuestro miedo.
Y él será por santuario; pero por tropezadero y piedra de tropiezo a las dos casas de Israel; por trampa y lazo a los habitantes de Jerusalén. Y muchos de ellos tropezarán y caerán; y serán quebrantados, entrampados y apresados. Ata el testimonio; sella la ley entre mis discípulos. Y yo esperaré al Señor, el cual oculta su cara de la casa de Jacob, y en él confiaré. He aquí, yo y los hijos que el Señor me ha dado somos a Israel por señales y presagios de parte del Señor de los Ejércitos, que habita en el monte de Sión.
Y cuando os dijeren: Preguntad a los evocadores, y a los adivinos que atisban y hablan entre dientes: ¿No debe un pueblo consultar a su Dios para que los vivos oigan de los muertos? ¡A la ley y al testimonio! Y si no hablaren conforme a esta palabra, es porque no hay luz en ellos. Y pasarán por la tierra, duramente acosados y hambrientos; y acontecerá que cuando tengan hambre, se enojarán y maldecirán a su rey y a su Dios, y alzarán la vista hacia arriba. Y mirarán hacia la tierra, y contemplarán tribulación y tinieblas, obscuridad de angustia; y serán expulsados a las tinieblas.
(Libro de Mormón 2 Nefi 18:5 - 22)
Así que, hermanos míos, si no hacemos cazo y damos oído a las palabras del profeta como yo lo estoy haciendo entones serán desarraigados no solo del pueblo del Señor sino también de su presencia y su nombre será borrado del libro de la vida. Porque de ese profeta hablo Moisés y de el testificaron, testificamos, de entre los cuales yo indignamente me incluyo como hombre para poder declararlo, y de El que es de eternidad en eternidad testificaran por siempre jamás todos los profetas habidos y por haber. Y ese profeta de quien yo hablo es Jesucristo, el hijo del Dios altísimo. Y de esto escrito esta:
He aquí, yo soy aquel de quien Moisés habló, diciendo: El Señor vuestro Dios os levantará a un profeta, de vuestros hermanos, semejante a mí; a él oiréis en todas las cosas que os dijere. Y sucederá que toda alma que no escuchare a ese profeta será desarraigada de entre el pueblo.
(Libro de Mormón 3 Nefi 20:23)
Y por cuanto el día de gracia ha pasado y la espada de la justicia ya se embriague en el cielo y cuelga presta para descender y talar a todos los inicuos, Ángeles destructores y muchos profetas como yo son enviados a predicar intrépidamente un evangelio recio e implacable instándolos al arrepentimiento y amenazándolos que si no lo hacen los falsos maestros los conducirán por el otro camino.
Porque en aquel día hará el Padre, por mi causa, una obra que será una obra grande y maravillosa entre ellos; y habrá entre ellos quienes no lo creerán, aun cuando un hombre se lo declare.
Mas he aquí, la vida de mi siervo estará en mi mano; por tanto, no lo dañarán, aunque sea herido por causa de ellos. No obstante, yo lo sanaré, porque les mostraré que mi sabiduría es mayor que la astucia del diablo.
Acontecerá, pues, que los que no crean en mis palabras, que soy Jesucristo, las cuales el Padre hará que él lleve a los gentiles, y le otorgará el poder para que las lleve a los gentiles (se hará aun como dijo Moisés), serán desarraigados de entre los de mi pueblo que son del convenio. Y los de mi pueblo, que son un resto de Jacob, estarán en medio de los gentiles, sí, en medio de ellos como león entre los animales del bosque, y como cachorro de león entre las manadas de ovejas, el cual, si pasa por en medio, huella y despedaza, y nadie las puede librar. Su mano se levantará sobre sus adversarios, y todos sus enemigos serán talados.
Sí, ¡ay de los gentiles, a menos que se arrepientan! Porque sucederá en aquel día, dice el Padre, que haré matar tus caballos de en medio de ti, y haré destruir tus carros; y talaré las ciudades de tu tierra, y derribaré todas tus plazas fuertes; y exterminaré de tu tierra las hechicerías, y no tendrás más adivinos; tus imágenes grabadas también destruiré, así como tus esculturas de en medio de ti, y nunca más adorarás las obras de tus manos; y arrancaré tus bosques de entre ti, y asolaré tus ciudades. Y acontecerá que todas las mentiras, y falsedades, y envidias, y contiendas, y supercherías sacerdotales, y fornicaciones, serán extirpadas.
Porque sucederá, dice el Padre, que en aquel día talaré de entre mi pueblo a cualquiera que no se arrepienta y venga a mi Hijo Amado, oh casa de Israel. Y ejecutaré venganza y furor sobre ellos, así como sobre los paganos, tal como nunca ha llegado a sus oídos. Pero si se arrepienten y escuchan mis palabras, y no endurecen sus corazones, estableceré mi iglesia entre ellos; y entrarán en el convenio, y serán contados entre este resto de Jacob, al cual he dado esta tierra por herencia.
Y ayudarán a mi pueblo, el resto de Jacob, y también a cuantos de la casa de Israel vengan, a fin de que construyan una ciudad que será llamada la Nueva Jerusalén. Y entonces ayudarán a mi pueblo que esté disperso sobre toda la faz de la tierra, para que sean congregados en la Nueva Jerusalén. Y entonces el poder del cielo descenderá entre ellos, y también yo estaré en medio.
Y entonces empezará la obra del Padre en aquel día, sí, cuando sea predicado este evangelio entre el resto de este pueblo. De cierto os digo que en ese día empezará la obra del Padre entre todos los dispersos de mi pueblo, sí, aun entre las tribus que han estado perdidas, las cuales el Padre ha sacado de Jerusalén. Sí, empezará la obra entre todos los dispersos de mi pueblo, y el Padre preparará la vía por la cual puedan venir a mí, a fin de que invoquen al Padre en mi nombre. Sí, y entonces empezará la obra, y el Padre preparará la vía, entre todas las naciones, por la cual su pueblo pueda volver a la tierra de su herencia. Y saldrán de todas las naciones; y no saldrán de prisa, ni irán huyendo, porque yo iré delante de ellos, dice el Padre, y seré su retaguardia.
(Libro de Mormón 3 Nefi 21:9 - 29)
Y como podréis ver con vuestros propios ojos, ese día ya ha llegado, porque esta es la obra del padre; y el por casi dos siglos ha extendió por segunda vez su mano para recoger a su pueblos escogido de todos los confines de l a tierra. Y el arca de Dios ya viene en camino sobre dos bueyes que nadie ha montado para reposar en su eterno descanso. Y yo soy ese hombre que ha sido enviado a declararlo y no hay nadie que pueda restringir el poder de Dios sin sufrir el fulgente golpe de un rayo como cuando desciende sobre un árbol y es derribado. Y es así también como nosotros con nuestra propia sangre sellamos la ley y el testimonio en contra de los inicuos. ¿ Y no fue asi como lo hizo Juan el Bautista, Jesús el Cristo y muchos otros profetas desde el principio del mundo hasta Jesucristo, y desde Jesucristo hasta José Smith; y desde José Smith hasta la venida del Hijo de Dios en toda su gloria.
Y muchos hemos sido reservados para venir en estos últimos días para a segar el campo blanco y maduro, listo par ala siega; y así dividir el trigo de la cizaña en manojos. El trigo pare el granero y la cizaña al fuego inextinguible. Y el que es santo os lo ha dicho; porque la siega viene acompañada esto es con juicios desoladores, con hambrunas, con plagas y enfermedades de toda clase, con terremotos, con borrasca, con inundaciones, con vapor de humo que emana de la tierra y con fuego devorador, con guerras y disensiones, y así poco a poco o amucho a mucho derribar el imperio de los inicuos con gran poder y autoridad por mandato divino. Y así como el la antigüedad es ahora porque Dios es el mismo de Ayer hoy y para siempre. Y de esto existe un testimonio escrito que se une a los nuestros que dice así:
Y hubo muchísimos profetas entre nosotros; y la gente era obstinada y dura de entendimiento. Y no había nada, salvo un extremado rigor, predicación y profecías de guerras y contiendas y destrucciones, y recordándoles continuamente la muerte, y la duración de la eternidad, y los juicios y poder de Dios, y todas estas cosas, agitándolos constantemente para mantenerlos en el temor del Señor. Y digo que nada, salvo estas cosas y mucha claridad en el habla, podría evitar que se precipitaran rápidamente a la destrucción. Y de esta manera es como escribo acerca de ellos.
(Libro de Mormón Enós 1:22 - 23)
Porque hemos sido llamados y ungidos con un santo ungimiento para hablar no en nuestro nombre sino en el nombre de Dios. Y fuimos escogidos para esto antes de la fundación del mundo. Y esto se nos a conferido o confirmado aquí en la tierra en base a nuestra obediencia y fidelidad a los mandamientos de Dios. Y el señor nos levanta para manifestar osadamente que también el hacha ya esta puesta al pie de cada árbol y cada árbol que no produzca buen fruto será derribado desde la raíz y hachado al fuego.
Y ahora os digo que éste es el orden según el cual soy llamado, sí, para predicar a mis amados hermanos, sí, y a todo el que mora sobre la tierra; sí, a predicar a todos, ora ancianos o jóvenes, ora esclavos o libres; sí, os digo, a los de edad avanzada y también a los de edad mediana y a la nueva generación; sí, para declararles que deben arrepentirse y nacer de nuevo.
Sí, el Espíritu así dice: Arrepentíos todos vosotros, extremos de la tierra, porque el reino de los cielos está cerca; sí, el Hijo de Dios viene en su gloria, en su fuerza, majestad, poder y dominio. Sí, amados hermanos míos, os digo que el Espíritu dice: He aquí la gloria del Rey de toda la tierra; y también el Rey del cielo brillará muy pronto entre todos los hijos de los hombres.
Y me dice también el Espíritu, sí, me clama con voz potente, diciendo: Ve y di a los de este pueblo: Arrepentíos, porque a menos que os arrepintáis, de ningún modo podréis heredar el reino de los cielos.
Y además, os digo que el Espíritu declara: He aquí, el hacha está puesta a la raíz del árbol; por lo tanto, todo árbol que no produzca buen fruto, será talado y echado al fuego; sí, un fuego que no puede ser consumido, un fuego inextinguible. He aquí, y tened presente, el Santo lo ha dicho.
Y ahora os digo, amados hermanos míos: ¿Podéis resistir estas palabras? Sí, ¿podéis desechar estas cosas y hollar con los pies al Santo de Israel? Sí, ¿podéis inflaros con el orgullo de vuestros corazones? Sí, ¿persistiréis aún en usar ropas costosas y en poner vuestros corazones en las vanidades del mundo, en vuestras riquezas?
Sí, ¿persistiréis en suponer que unos sois mejores que otros? Sí, ¿persistiréis en perseguir a vuestros hermanos que se humillan y caminan según el santo orden de Dios, en virtud de lo cual han entrado en esta iglesia —habiendo sido santificados por el Santo Espíritu— y hacen obras dignas de arrepentimiento?
Sí, ¿persistiréis en volver vuestras espaldas al pobre y al necesitado, y en negarles vuestros bienes? Y por último, a todos vosotros que queréis persistir en vuestra iniquidad, os digo que éstos son los que serán talados y arrojados al fuego, a menos que se arrepientan prontamente.
Y a todos vosotros que deseáis seguir la voz del buen pastor, ahora os digo: Salid de entre los inicuos, y conservaos aparte, y no toquéis sus cosas inmundas; pues he aquí, sus nombres serán borrados, a fin de que los nombres de los inicuos no sean contados entre los nombres de los justos, para que se cumpla la palabra de Dios, que dice: Los nombres de los inicuos no serán mezclados con los nombres de los de mi pueblo; porque los nombres de los justos serán escritos en el libro de la vida, y a ellos les concederé una herencia a mi diestra. Y ahora bien, hermanos míos, ¿qué tenéis que decir en contra de esto? Os digo que si habláis en contra de ello, nada importa; porque la palabra de Dios debe cumplirse.
Pues, ¿qué pastor hay entre vosotros que, teniendo muchas ovejas, no las vigila para que no entren los lobos y devoren su rebaño? Y he aquí, si un lobo entra en medio de su rebaño, ¿no lo echa fuera? Sí, y por último, si puede destruirlo, lo hará. Y ahora os digo que el buen pastor os llama; y si escucháis su voz, os conducirá a su redil y seréis sus ovejas; y él os manda que no dejéis entrar ningún lobo rapaz entre vosotros, para que no seáis destruidos.
(Libro de Mormón Alma 5:49 - 60)
Y ahora concluyo de hablar con las palabras de Cristo; y diciendo que este es el último llamado e invitación a las bodas del cordero. Yo mismo he visto en visión nocturna los obreros trabajando y abriendo una gran zanja como brecha al rededor del mundo para segar toda la tierra como cuando Elías el profeta cabo alrededor del altar para propiciar una gran consumación decretada. Y una mujer era su superintendente. Así que no os burléis ni seáis escarnecedores porque un hombre os predique con valentía sin igual el arrepentimiento no sea que vuestras ligaduras se hagan más fuertes. Porque yo, tomando sobre mí el nombre de Cristo os testifico de la veracidad de estas cosas. Y así como lo aborrecéis a el, a los profetas y a mi que soy hombre, preveo que también me aborreces. Pero venid y ved y también sabed esto; que después de nuestro testimonio vienen estas cosas:
porque si yo, que soy hombre, alzo mi voz y os llamo al arrepentimiento, y me aborrecéis, ¿qué diréis cuando venga el día en que los truenos hagan oír sus voces desde los extremos de la tierra, hablando a los oídos de todos los vivientes, diciendo: Arrepentíos y preparaos para el gran día del Señor? Sí, ¿y cuando los relámpagos resplandezcan desde el este hasta el oeste, y llegue el clamor de sus voces a todos los vivientes, haciendo zumbar los oídos de todos los que oigan, diciendo: Arrepentíos, porque el gran día del Señor ha llegado?
Y además, el Señor emitirá su voz desde los cielos, diciendo: ¡Escuchad, oh naciones de la tierra, y oíd las palabras del Dios que os hizo! ¡Oh vosotras, naciones de la tierra, cuántas veces os hubiera juntado como la gallina junta a sus polluelos debajo de sus alas, mas no quisisteis!
¡Cuántas veces os he llamado por boca de mis siervos y por la ministración de ángeles, y por mi propia voz y por la de los truenos y la de los relámpagos y la de las tempestades; y por la voz de terremotos y de fuertes granizadas, y la de hambres y pestilencias de todas clases; y por el gran sonido de una trompeta, y por la voz del juicio y de la misericordia todo el día; y por la voz de gloria y de honra y la de las riquezas de la vida eterna, y os hubiera salvado con una salvación sempiterna, mas no quisisteis! He aquí, ha llegado el día en que la copa de la ira de mi indignación está llena. He aquí, en verdad os digo, que éstas son las palabras del Señor vuestro Dios.
Por tanto, trabajad, trabajad en mi viña por última vez; por vez postrera llamad a los habitantes de la tierra. Porque en mi propio y debido tiempo vendré sobre la tierra en juicio, y mi pueblo será redimido y reinará conmigo sobre la tierra. Porque vendrá el gran Milenio, del cual he hablado por boca de mis siervos.
Porque Satanás será atado; y cuando de nuevo quede libre, reinará solamente una corta temporada, y entonces vendrá el fin de la tierra. Y el que viviere en rectitud será cambiado en un abrir y cerrar de ojos, y la tierra pasará como si fuera por fuego. Y los inicuos irán al fuego inextinguible, y ningún hombre en la tierra sabe el fin de ellos, ni lo sabrá jamás, sino hasta que comparezcan delante de mí en juicio. Escuchad estas palabras. He aquí, soy Jesucristo, el Salvador del mundo. Atesorad estas cosas en vuestro corazón, y reposen en vuestra mente las solemnidades de la eternidad. Sed sobrios. Guardad todos mis mandamientos. Así sea. Amén.
(Doctrina y Convenios Sección 43:21 - 35)
Y así, con la espada y por el derramamiento de sangre se han de lamentar los habitantes de la tierra; y con hambre, plagas, terremotos, truenos del cielo, y también con violentos e intensos relámpagos, se hará sentir a los habitantes de la tierra la ira, la indignación y la mano castigadora de un Dios Omnipotente, hasta que la consumación decretada haya destruido por completo a todas las naciones; a fin de que cesen de ascender desde la tierra a los oídos del Señor de Sabaot, el clamor de los santos, y de la sangre de ellos, pidiendo que sean vengados de sus enemigos. Por tanto, permaneced en lugares santos y no seáis movidos, hasta que venga el día del Señor; porque he aquí, viene pronto, dice el Señor. Amén.
(Doctrina y Convenios Sección 87:6 - 8)
Estas palabras no digo de mi mismo, sino como El Señor lo ha manifestado así sucederá; y como un siervo en sus manos las manifiesto para quitar la justificación de los inicuos para que no seamos todos juntamente destruíos con el resplandor de la venida de nuestro Señor. Y esto lo hago para sacudir nuestros vestidos y los fieles de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días y limpiar nuestros vestidos de las sangre de esta generación perversa y porfiada para que promedios de la gracia y misericordia de Dios podamos ser encontrados sin mancha ante el en el postrer día. Porque el Señor no permitirá por mas tiempo la masacre de los inocentes; y ni los que acudan a el con integro propósito de corazón sean ultimados como los profetas de la antigüedad.
Y la redención de los santos viene con poder y con un brazo extendido. Y los justos se salvaran como si fuera por fuego, así el Señor tuviese que derramar toda su ira sin medida sobre todos los habitantes de la tierra. Así que como en los días de Noe, no penséis vanamente que todos vosotros sois hijos de Dios. Y que por causa de eso el Señor no hará ni bien ni mal o que solo es un Dios de lejos y no de Cerca. ¿Si Job siendo perfecto padeció, que podremos esperar nosotros siendo pecadores? Acordaos también del pueblo del convenio, Oh Casa de Israel, que buenos o malos ellos eran como una planta tierna ante el Señor y el los quemo por su desobediencia a sus mandamientos y por las falsas y vanas tradiciones de sus padres. Y si esto fue así con la mayoría de su pueblo escogido, a quien el siempre ha amado, ¿que sucederá cuando el fuego venga sobre la madera seca? Ay, ay, ay de los gentiles si no se arrepienten porque el día grande y terrible de su visitación ha llegado.
Esto lo digo con suma humildad y muy acongojado, deseando de corazón que ninguna de estas cosas nos suceda si es que nos arrepentimos. Porque no es cosa común que la mayoría escoja lo que es malo para su entera e inminente destrucción. Pero en vista de los acontecimientos generales del mundo, esto es precisamente lo que esta sucediendo. Y aflige m alma y debilita mis coyunturas y el poder y la gloria de Dios parte mi espalda al inspirarme a escribir y tener que testificar de todas estas cosas. Más yo también debo ser obediente al mandato que he recibido de Dios y no me puedo retractar de lo que digo, bueno o malo pase lo que me pase. Y se que le justificara todas mis palabras porque están en armonía con la verdad.
Ni tampoco puedo inventarlas porque no son mías, siendo el mas indocto de sus siervos. Tampoco puedo hacer acepción de personas. Mis amigos, mis hermanos, mis parientes y mis familiares cercanos y lejanos así como los extranjeros, los advenedizos y los extraños; libres así como siervos y esclavos no están exentos de ser besar la ardiente vara o ser visitados con penosos juicios salvo que se arrepientan.
Los inicuos actúan bajo el yugo del opresor; a saber, el Diablo. Y muchos de ustedes, mis hermanos en Cristo, son también siervos de Jesucristo y su potestad viene del hijo de Dios y de los profetas desde Moisés hasta José Smith, e inclusive al presidente Monson y sus compañeros. Pero la mía, además de la de ustedes viene directamente de Dios el Padre por medio de sus patriarcas desde Adán hasta Hyrum Smith. Y yo solo soy como saeta en la mano de Hyrum Smith.
¿Porque otro conducto se puede activar en mi esta potestad? Y ustedes los grandes y nobles saben mejor que yo que esta potestad de la que yo hablo esta arriba de su potestad, y que esta autoridad con la que yo hablo esta arriba de su autoridad; y también que este rango con el cual el verbo de Dios se proyecta es mayor que todos los rangos. Y esta potestad le será entregada a Jesucristo en su propio y debido tiempo a quien le pertenece por derecho eterno el poder, la gloria y las riquezas eternas. ¿A caso es mayor la boca que el verbo? Y ustedes saben que esta silla de este regidor de entre los oficialmente vacante en nuestra Iglesia, más no del pueblo del convenio; y esto por causa de la iniquidad. Porque escrito esta que el cetro no será quitado de Judá ni el regidor de entre sus pies hasta que venga Shiloh.
MAS he aquí que en los últimos días, o sea, en los días de los gentiles, sí, he aquí que todas las naciones de los gentiles, y también los judíos, tanto los que vengan a esta tierra como los que se hallen sobre otras tierras, sí, sobre todas las tierras del mundo, he aquí, estarán ebrios de iniquidad y de toda clase de abominaciones.
Y cuando venga ese día, los visitará el Señor de los Ejércitos con truenos y con terremotos, y con un gran estruendo, y con borrasca, y con tempestad, y con la llama de fuego devorador.
Y todas las naciones que pugnen contra Sión y que la acongojen, serán como sueño de visión nocturna; sí, les será como al hambriento que sueña; y he aquí, come, mas despierta y su alma está vacía; o como un sediento que sueña; y he aquí, bebe, pero cuando despierta, está desfallecido, y su alma siente hambre; sí, aun así será con la multitud de todas las naciones que pugnen contra el monte de Sión. Porque he aquí, todos vosotros que obráis iniquidad, deteneos y asombraos, porque gritaréis y clamaréis; sí, estaréis ebrios, mas no de vino; titubearéis, mas no de licor. Porque he aquí, el Señor ha derramado sobre vosotros el espíritu de un profundo sueño; pues he aquí que habéis cerrado vuestros ojos y rechazado a los profetas; y a vuestros gobernantes y a los videntes él ha cubierto a causa de vuestra iniquidad.
(Libro de Mormón 2 Nefi 27:1 - 5)
Y también se que algunos de entre ustedes por la ceguedad de sus mentes se han rebelado intencionalmente contra Dios; y han expulsado de en medio de ustedes a sus padres o gobernantes regidores. Es decir al primer hombre, al gran evangelista o al patriarca de los patriarcas a quine Dios ha puesto para dar bendiciones sobre toda la iglesia; y no para pretender poder, posición o autoridad. Y por esto el sol no quiere daros más su luz. Y sucederá que cuando el Señor retire a sus profetas, y a sus videntes, y a sus evangelistas, pese a sus infinitas genealogías, sus nombres ni el de sus muertos o podrán ser encontrados en el libro. Y cuando esto suceda se llevara a cabo lo que escribió José Smith cuando dijo:
No digo yo estas cosas de mí mismo; por tanto, tal como habla el Señor, así también cumplirá. Y los del sumo sacerdocio, así como los del sacerdocio menor y los miembros, cuyos nombres no se hallen escritos en el libro de la ley, o se descubra que han apostatado, o que han sido separados de la iglesia, no tendrán herencia entre los santos del Altísimo en aquel día; por consiguiente, les será hecho como a los hijos del sacerdote, cual está escrito en el capítulo segundo, versículos sesenta y uno y sesenta y dos de Esdras.
(Doctrina y Convenios Sección 85:10 - 12)
Así sea, En el nombre de Jesucristo., Amen.
Lo dice un vidente que tiene una vara en su mano que procede como vástago directamente de la casa de David, por medio de los lomos de Zedeckiah y su hijo Mulek o del tronco de Isai por medio de su hijo primogénito, ELIAB, a saber Malkiyahu.
Todo este material instructivo de casi veinte páginas que ustedes han leído emano de un pequeño mensaje que yo atendí al haber al haber abierto mis ojos y mi corazón atentamente al mensaje de uno de los santos profetas. Así fue como José Smith discernió, descifro y tradujo los caracteres del libro de Abraham y del libro de Mormon que contenían las bendiciones del evangelio eterno y de la casa de Dios. El primero los escribió en una página limpia y después los tradujo a nuestro lenguaje y entendimiento. Y así recibió también los mandamientos y la ley el gran Moisés. Y es también así como nosotros recibimos revelación de lo alto. Porque al obedecer los mandamientos de Dios con integro propósito de corazón y un granito de fe, creamos mil y una página limpia en nuestro corazón donde el espíritu santo escribe todo lo que le plazca ya sea poco mucho.
Como podréis ver, los oráculos de Atenas y de Filadelfia están bien abiertos porque no solo hay ungüento en Gilead, sino también colirio en e estanque de Siloé, ropas blancas en la Medina, aguas tranquilas en el monte de Sion, mucha sal en la ciudad el sur de Golan, cedros finos floreciendo como bosque afluente en el Líbano y oro pulido de ofir que procede de la nueva Jerusalén. Y todas estas riquezas proceden de nuestro padre Eterno. ¿Y aun así no queréis venir a las bodas del gran Dios?
Atentamente vuestro humilde e indigno servidor y escriba del Reino
Miguel Ángel Tinoco Rodríguez