Tuesday, November 9, 2010

EL PLAN DE SALVACION


Sion, Noviembre 10 del 2010
Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente, y sin reproche le será dada.
Santiago 1:5
El que pide recibe y el que busca encuentra, así como el que toca a la puerta se le abrirá. Es mi deseo que con la ayuda de mi Padre celestial yo pueda disipar algunas de vuestras dudas. Veo que aunque todavía no queréis creer, vuestra fe es suficiente para que yo conteste a cabalidad algunas de vuestras preguntas. Y sírvanse todos cada vez que tenga una duda de preguntar a Dios y sin reserva le será dado todo cuando con fe se pidiere. Porque así está escrito.

Pero quien lo haga pida con fe, no dudando en nada, porque el que duda es como una hoja que lleva el viento a diestra y siniestra por cualquier viento de doctrina. O como una ola del mar que es arrastrada de aquí para allá y acaba siendo estrellada con furia en el rocoso arrecife.

Yo sé que no tenéis muchas ganas de leer o que alguien os sermonen, pero si queréis saber la verdad os conviene hacerlo porque nadie se salva o se pierde en la ignorancia. Y quien no busca el agua por su propia voluntad y elección deberá perecer de sed en el desierto de la aflicción. Es así se que uno sufre mucho en la ignorancia porque cuando la verdad llega algunos empiezan como a dar coses contra el aguijón o a murmurar y a relinchar diciendo: ¿Quién es este para que le conozcamos? No soy yo quien hablo porque ni siquiera he abierto mi boca, sino que es el Espíritu de Dios que está en mí.

Y ya que lo han hecho, es decir preguntar o ejercitar fe suficiente como para preguntar sobre la resurrección de los muertos porque no proseguir un poco más y hacer que esa fe se convierta en un árbol frondoso que de fruto para vida eterna. Esto podría significar para muchos la diferencia entre la vida y la muerte eterna. Y después de leer estas cosas les aconsejo a todos sin acepción que se arrodillen y le preguntéis a Dios el eterno Padre en el nombre de su hijo Jesucristo la veracidad de estas cosas. Y si lo hacéis con verdadera intención por el poder del espíritu santo podréis sentir y saber como yo sé de su absoluta veracidad.
Sé que además de las preguntas que me habéis formulado hay muchas preguntas más en vuestra mente y Dios lo sabe porque él conoce el pensamiento y sentir de todos los corazones. Ruego a nuestro Señor que nadie se ofenda con la viva verdad. Porque cuando la verdad viene de Dios, la fuente de la misma, esta es mas cortante que una espada de dos filos y penetra hasta los huesos y divide hasta las coyunturas. Y si en algo os duelen estas palabras no os aflijáis, sino que regocíjense vuestros corazones porque es la verdad que podría estar surgiendo un efecto en vosotros o en vuestra alma. Esto es testimonio que la palabra es buena y presta para cortar la oscuridad o ceguedad de nuestro entendimiento para que la luz de Cristo pueda germinar más abundantemente en nosotros. Porque todo corazón será penetrado; toda rodia se doblara y toda lengua confesara que Jesús es el Cristo.

La verdad es el conocimiento de las cosas como son, como han sido y como han de ser. Nadie en esta vida está exento de ser herido por la verdad. Para Jeremías, el profeta a las naciones, la palabra de Dios fue como un fuego que le consumía dentro de sus huesos. Para el profeta José Smith, cuando el Señor lo llamo a su obra fue como cuando alguien es cortado o tallado a golpes en la mente con un martillo y un cincel. No se como ha sido para otros, pero me lo imagino. Para mí en particular es como cuando el herrero mete y saca le metal del fuego ardiente, y después lo sumerge dentro del agua fría para templarlo; y después lo golpea para con un mazo de hierro templarlo todavía más y para orientarlo o formarlo en una vara de hierro, o en una espada aguda de dos filos o en saeta pulida. Y esto no es todo porque después de esto el Señor lo bruñe a uno hasta que queda pulido y resplandeciente aun más que la plata o el oro de ofír. O tan limpio como un yagual manchado o curtido de carmesí que es lavado y restregado enérgicamente con jabón de batanero y triglicerina hasta que quede blanco como la nieve o la lana. Y esto que apenas el Señor me ha agarrado. Si el profeta viviente nos dice que a él le falta todavía mucho camino por recorrer, ¿cuánto todavía me faltara a mí? La arrastrada que me está dando el Señor por la vía Apia para mí solo comienza. Todavía nos falta mucho camino por recorrer para que el Señor guarde a algunos de nosotros como saeta pulida en su aljaba y nos cubra en la sombra de su mano.

Jesucristo es la verdad y el único que comprende todas las cosas tanto pasadas, presentes como las que se realizaran. EL es Nuestro redentor y el verdadero autor de nuestra salvación. Los regidores o patriarcas, los apóstoles y los profetas del Señor son solo instrumentos o extensiones de su potente brazo. O como lo dijo Juan el Bautista quien como yo, se comparo simplemente como el aventador en las manos de Dios que fue enviado a preparar el camino delante de él. Porque si el profeta viviente es la boca del Señor, imagínense quine es el brazo fuerte del Señor? A saber este es Elías precursor. El Señor no nos escoge por nuestros buenos hábitos, posición social, prominencia económica o educación; sino que nos escoge en el horno de la aflicción o en el desierto de la amargura.
Nuestro Maestro y Salvador ha formulado un maravilloso plan para nuestro eterno provecho y nos manda a pregonarlo hasta los confines de la tierra. Así que ceñid los lomos como un policía o como militar o guerrero dispuesto para la batalla con toda armadura porque hoy ustedes y yo vamos a luchar. Porque el Señor desea pulir a todos los que quieran recibir una bendición de su mano. Y quien no aguanta su castigo o no esta depuesto someterse a él no es digno de él.
Quisiera empezar por el principio. Este es siempre es un buen lugar para comenzar. He aquí un diagrama consolidado del soberano arquitecto del universo. En él se encuentran catalogados y proyectados los cuatro estados de existencialismo de las inteligencias eternas y de toda materia con sus símbolos y sus ecuaciones de progresividad, limitaciones o fijación correspondientes desde el principio hasta el fin. Quien lea que entienda.

Por lo tanto, antes de la fundación del mundo usted y yo y todos los que hemos nacido, los que nacen y los que todavía nacerán en este mundo ya vivíamos, pero como espíritus en la presencia de Dios. Este fue nuestro primer estado o el alfa de nuestra existencia como inteligencias eternas. Un ejemplo de esto está en la aseveración del llamamiento de Jeremías como profeta porque él fue escogido para ser profeta a un antes de nacer. Vea y compare en la Biblia en el libro de Jeremía que nos dice:
Antes que te formase en el vientre, te conocí; y antes que nacieses, te santifiqué; te di por profeta a las naciones.
(Antiguo Testamento, Jeremías 1: 5)
Y así como Jeremías y todos los patriarcas que les sucedieron desde Adán hasta Abrahán, Isaac y Jacob y también todos los profetas desde entonces hasta el día de hoy desde José Smith hasta el Señor Nuestra Rectitud, a saber, El Hijo del Hombre o The Son of Man cuya boca es, Thomas Spencer Monson. Allí, en el cielo, en la presencia de Dios, antes de que el mundo fuese creado se nos formulo y se nos comunico este plan eterno; en el cual, todos debíamos venir a esta tierra para ser probados para ver si hacíamos todas las cosas que el señor nuestro Dios nos mandara. Y este plan se llama el plan de salvación o el plan de de redención.
Y cuando nosotros lo supimos todos gritamos de gozo y alabamos a Dios por las oportunidad que se nos daría de progresas mas, y de obtener un cuerpo tangible de carne y huesos y llegar a ser tan perfecto como nuestro Padre Eterno. Esto significaría un segundo estado de probación en nuestra eterna existencia. Pero solo aquellos que desearan sujetarse a la voluntad de Dios podrían obtenerlo. Aquellos que no lo desearon perdieron a un lo que tenían y quedaron en un estado nulo o sin progreso eterno. Quedaron fijados o sujetos a que toda la eternidad actuara sobre ellos por los siglos de los siglos amen. Algo sobre esto Dios mismo se lo revelo a Job en el capítulo 38 de ese libro y a sus acusadores cuando buscaban una razón para saber porque sufría tanto Job diciendo:
Ahora ciñe como hombre tus lomos; yo te preguntaré, y tú me lo harás saber. ¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra. Házmelo saber, si tienes entendimiento. ¿Quién dispuso sus medidas, si lo sabes ¿O quién extendió sobre ella cordel? ¿Sobre qué están fundadas sus bases ¿O quién puso su piedra angular, cuando alababan todas las estrellas del alba, y se regocijaban todos los hijos de Dios?
 Y el plan de salvación del que hablo fue creado o formulado por Jehová, o Jesucristo, la gran preeminencia quien también fue pre ordenado en el cielo para ser nuestro eterno salvador y redentor. El es el primogénito y unigénito en la carne del padre, nuestro hermano mayor. Y también es viva esencia de este plan el cual se compone del evangelio eterno. Este, el evangelio eterno, consiste en ejercitar la fe en Jesucristo y en nadie más, en el arrepentimiento, en el bautismo por inmersión para la remisión de pecados y en la recepción del espíritu Santo por medio de aquellos que son debidamente autorizados. Y después de haber efectuado o recibido todas estas cosas, por medio de la obediencia a todos y cada uno de los mandamientos de nuestro Señor perseverando hasta el fin de la vida, El Espíritu Santo nos dice y nos manifiesta todas las cosas que debemos hacer para poder llegar o entrar al reino de los cielos y compadecer ante Dios. Algo de esto se encuentra escrito en el libro de Abraham, nuestro padre, un profeta que vivió antes de Jeremías y quien nos dice:
Y el Señor me había mostrado a mí, Abraham, las inteligencias que fueron organizadas antes que existiera el mundo; y entre todas éstas había muchas de las nobles y grandes; y vio Dios que estas almas eran buenas, y estaba en medio de ellas, y dijo: A éstos haré mis gobernantes; pues estaba entre aquellos que eran espíritus, y vio que eran buenos; y me dijo: Abraham, tú eres uno de ellos; fuiste escogido antes de nacer. Y estaba entre ellos uno que era semejante a Dios, y dijo a los que se hallaban con él: Descenderemos, pues hay espacio allá, y tomaremos de estos materiales y haremos una tierra sobre la cual éstos puedan morar; y con esto los probaremos, para ver si harán todas las cosas que el Señor su Dios les mandare; y a los que guarden su primer estado les será añadido; y aquellos que no guarden su primer estado no tendrán gloria en el mismo reino con los que guarden su primer estado; y a quienes guarden su segundo estado, les será aumentada gloria sobre su cabeza para siempre jamás. Y el Señor dijo: ¿A quién enviaré? Y respondió uno semejante al Hijo del Hombre: Heme aquí; envíame.
(Perla de Gran Precio Abraham 3:22 - 27)
Como podéis ver, os he mostrado varios testimonios corroborados e irrefutables de verdad absoluta sobre la preexistencia del hombre. Por lo tanto, en base a nuestra obediencia los mandamientos y leyes de Dios y la expiación y redención de nuestro hermano mayor Jesucristo, nosotros podremos volver otra vez a la presencia de Dios con un cuerpo material más tangible, resucitado, glorificado y perfecto como lo hizo exactamente Jesucristo. Esto conlleva un gran proceso que incluye el nacimiento, el libre albedrío de escoger el bien y el mal, las experiencias opuestas de la vida que Dios nos quiera imponer, la muerte, la resurrección, el gran juicio y nuestro estado final de gloria o condenación en base a nuestras obras en la tierra. Porque a fin de cuentas en el cielo así como en las prisiones de densas tinieblas hay muchas moradas de felicidad o de tormento eterno.
Ahora bien, una de las condiciones de esta vida es que para poder progresar tenemos que vivir por la fe y por la experiencia y no necesariamente por el conocimiento absoluto como lo hacíamos o teníamos como espíritus antes de nacer. La fe a Dios y la experiencia para llegar a conocerle se convierte en nuestro propósito en este estado. Y que por causa del nacimiento teníamos que pasar por el velo del olvido y sin la capacidad automática de recordar casi toda nuestra ciencia, nuestro conocimiento y nuestra vida pre-terrenal. Y es así que esta vida en este mundo se convierte en un estado de probación donde el progreso es mucho mayor y rápido que antes. Y para merecer este derecho a la mortalidad, el señor nos pone un velo que se llama el velo del olvido. Esto ocurre durante el nacimiento y paulatinamente en base a nuestro desarrollo temporal y espiritual aprendemos o recordamos todo aquello que nos es útil para volver a Dios. Y si somos probados fieles en todas las cosas, tal conocimiento se nos restaurara en su totalidad y más gloria se nos agrega en nuestra cabeza. Jesucristo mismo no recibió de la plenitud del Padre desde el principio de su mortalidad, sino que creció de gracia en gracia hasta el día perfecto. Y cuando hubo terminado satisfactoriamente su misión sobre el tierra él le pidió al Padre que le revistiera con la gloria que él había tenido con el padre o de su plenitud antes de que el mundo fuera. Esto está en Juan 17:3-5
Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese. Ahora pues, Padre, glorifícame tú en tu presencia con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.
(Nuevo Testamento Juan 17:3-5)
Por ejemplo:
Yo en esta vida no soy arquitecto o ingeniero del alma, o escritor ni erudito en teología, historia, ciencia o religión, o alguien que se haya recibido un título universitario. En efecto, soy el mas pequeño entre mis hermanos o el que menos derecho tiene de reclamar entre la potestad de ellos. A duras penas pude graduarme del bachillerato que fue por exanimación. Mas sin embargo, el Señor me bendijo con la lengua de los sabios para poder hablarte en sazón, oh casa de Israel, y comunicar a los confines de la tierra su voluntad. El Señor me despierta de mañana y el me instruye y su espíritu porque él es excelente en consejo pues, además de Dios fuerte, admirable, y otros substantivos superlativos de su eminencia, como Emmanuel; y Consejero es también uno de sus nombres. Mis instrucciones, autoridad y órdenes yo las recibo cada mes o cada seis meses de las dieciséis piedritas blancas o los oráculos vivientes desde José Smith hasta el día de hoy. Quien lea entienda, pero mi comisión y poder para actuar viene directamente de todos los días Dios en base a mi fidelidad en procurar vivir siempre todos y cada uno de sus mandamientos.
Y esto es así porque yo recibí el Espíritu Santo que es el poder de Dios trabajado sobre mí. Si yo estuviera en desarmonía con el Rey o con Dios no podría escribir ni siquiera una silaba. Este poder es como un ardor tenaz en el lomo o en el cuello como cuando alguien muy amado te abraza y descansa para reposar sobre ti. Y es fuego que quema pero que no consume y corre por el antebrazo como una braza de corriente cuando escribes. Desde que fui ordenado como sacerdote o desde que soy adolecente esto ha estado este cetro en mi mano. Y esta es la llave que abre la puerta a la mente de Dios. Yo no entiendo cómo es que no me he marchitado todavía. Yo no planee escribir todo esto ni mucho menos sabía que hoy lo haría. Es así como el poder de Dios se perfecciona en la debilidad. El Señor es el mismo de ayer, hoy y siempre. El escoge lo débil del mundo para abatir lo fuerte Y la escoria o lo despreciable para trillar a las naciones no pocas. No obstante, la fe no es un conocimiento perfecto y podréis ver algunos errores gramáticos u ortográficos. Y así como el espíritu obro en los profetas y la plenitud del mismo en Cristo Jesús así también puede obrar en todos y cada nosotros si nos dejamos influenciar por Dios para ser instrumento en sus manos. Porque escrito esta en Corintios 1:19-29:

Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el polemista de este siglo? ¿Acaso no ha convertido Dios en necedad la sabiduría del mundo? Pues ya que en la sabiduría de Dios el mundo no ha conocido a Dios por medio de la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría, pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; mas para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es poder de Dios, y sabiduría de Dios. Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. Pues mirad, hermanos, vuestro llamamiento, que no hay muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para anular lo que es, para que ninguna carne se jacte en su presencia.
(Nuevo Testamento Corintios 1:19-29)
Con la acepción de Lucifer o Satanás y de sus Ángeles o a los incorporados, quienes en el principio se rebelaron contra Dios y perdieron su primer estado, todos los espíritus hijos de Dios deberán incorporarse o nacer, crecer, multiplicarse y morir en una tierra como esta. Porque El Señor ha creado muchos mundos y esta tierra no es la primera ni la última de sus creaciones. El no es un novato creador en embrión como lo podríamos llegar a ser algunos de nosotros si probamos serle fieles como nuestros padres Abraham, Isaac y Jacob. El estar aquí hoy es prueba constante y sonante de que nosotros estuvimos del lado de Nuestro Padre Eterno y de Jehovah o Jesucristo en aquel gran conflicto cuando Lucifer se rebelo contra este maravilloso plan al querer ser el nuestro Señor y salvador y así forzarnos a hacer el bien para que ninguno de nosotros se perdiera. Pero con esta nobleza fingida Lucifer eso quería hacer por nosotros, o solo lo decía pero no para la gloria y honra de Dios sino para la propia suya. Para enseñorearse de todos nosotros y de ser posible de destronar a nuestro Padre Eterno de su lugar. Y por querer Lucifer robarnos el albedrio El eterno plan hubiera fracasado. Y por esto fue echado del cielo por Miguel y sus ángeles en un gran conflicto en el cielo. Ahora Lucifer y sus ángeles esta en este mundo haciéndole la guerra a quienes estamos esforzándonos y procurando guardar todos los mandamientos de Dios. El está tratando de estropear el plan eterno y hacernos tan miserable como él es. Algo de esto lo podemos verificar según el Libro de Moisés, Isaías y el libro de apocalipsis donde el Señor nos dice posterior y subsiguientemente:
Y sucedió que Moisés imploró a Dios, diciendo: Te ruego que me digas ¿por qué son estas cosas así, y por qué medio las hiciste? Y he aquí, la gloria del Señor cubrió a Moisés, de modo que Moisés estuvo en la presencia de Dios y habló con él cara a cara. Y Dios el Señor le dijo a Moisés: Para mi propio fin he hecho estas cosas. He aquí sabiduría, y en mí permanece. Y las he creado por la palabra de mi poder, que es mi Hijo Unigénito, lleno de gracia y de verdad. Y he creado incontables mundos, y también los he creado para mi propio fin; y por medio del Hijo, que es mi Unigénito, los he creado. Y al primer hombre de todos los hombres he llamado Adán, que es muchos. Pero sólo te doy un relato de esta tierra y sus habitantes. Porque he aquí, hay muchos mundos que por la palabra de mi poder han dejado de ser. Y hay muchos que hoy existen, y son incontables para el hombre; pero para mí todas las cosas están contadas, porque son mías y las conozco.
(Perla de Gran Precio Moisés 1:30 - 35)
Y YO, Dios el Señor, le hablé a Moisés, diciendo: Ese Satanás, a quien tú has mandado en el nombre de mi Unigénito, es el mismo que existió desde el principio; y vino ante mí, diciendo: Heme aquí, envíame a mí. Seré tu hijo y redimiré a todo el género humano, de modo que no se perderá ni una sola alma, y de seguro lo haré; dame, pues, tu honra. Pero, he aquí, mi Hijo Amado, que fue mi Amado y mi Escogido desde el principio, me dijo: Padre, hágase tu voluntad, y sea tuya la gloria para siempre. Pues, por motivo de que Satanás se rebeló contra mí, y pretendió destruir el albedrío del hombre que yo, Dios el Señor, le había dado, y que también le diera mi propio poder, hice que fuese echado abajo por el poder de mi Unigénito; y llegó a ser Satanás, sí, el diablo, el padre de todas las mentiras, para engañar y cegar a los hombres y llevarlos cautivos según la voluntad de él, sí, a cuantos no quieran escuchar mi voz.

(Perla de Gran Precio Moisés 4:1 - 4)
¡Cómo caíste del cielo, oh Lucifer, hijo de la mañana! Derribado fuiste a tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo. Levantaré mi trono por encima de las estrellas de Dios y me sentaré sobre el monte de la congregación, hacia los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré; seré semejante al Altísimo. Pero tú has sido derribado hasta el Seol, a los lados del abismo.

(Antiguo testamento Isaías 14:12-15)
Y hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles, pero no prevalecieron, ni fue hallado más su lugar en el cielo. Y fue lanzado fuera aquel gran dragón, la serpiente antigua, que se llama Diablo y Satanás, quien engaña a todo el mundo; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.
(Nuevo testamento, Apocalipsis 12:7-9)
Por lo cual, cuando morimos nuestra carne va de regreso al polvo o a la tierra de donde fue tomada y el espíritu vuelve a Dios, pero no hasta su presencia sino hasta después de la resurrección. Mientras tanto, en este breve o prolongado intervalo de tiempo, los espíritus de los muertos van al mundo de los espíritus el cual está dividido en dos grupos o estados existenciales. A saber, El paraíso de Dios y la prisión espiritual. Aquellos hijos de los hombres que fueron justos y/o que se arrepintieron de todos sus pecados, quienes no desecharon ni mataron al los profetas ni a los ministros debidamente autorizados quienes les fueron enviados; y quienes observaron los mandamientos de Dios y las ordenanzas del evangelio eterno tanto como les fue posible van al descanso del señor o a el estado del Paraíso a seguir aprendiendo y continuar su progreso eterno en un estado de felicidad hasta el momento de su resurrección.

Y aquellos; a saber, idolatras, los inicuos, los asesinos, los ladrones, los adúlteros, los mentirosos y todos los obradores de iniquidad que no se arrepintieron, y los que no guardaron los mandamientos de Dios y todos los que no hicieron todas las cosas que Jesús nos mostró van al estado de la rebelión, o una prisión de oscuridad y tormento hasta que pagan hasta el último sufrimiento por todos sus pecados. Y allí continúan separados de la luz con sus obras de tinieblas y asquerosidad pero sin tener un cuerpo tangible de carne y huesos. Esto un sufrimiento sumamente intenso mucho mas del dolor que uno siente por causa de la pérdida de un ser querido. Es como estar en un círculo vicioso de contradicción que nunca termina donde no hay salida. Es allí que se les revela su tormento o repiten los sufrimientos que obtuvieron en la vida pero con mayor intensidad.
Es decir, cuando una persona muere en vicio de fornicar, robar, matar o la glotonería; la pornografía; o por decir de fumar o de odiar. Sin el cuerpo físico de carne y huesos que ayuda a contener o controlar estas cosas; las pasiones o vicios y pecados de estas personas o espíritus se intensifican en gran manera y se sienten o se tornan intolerables por muy placentero que alguna vez esto haya sido. Por esto se nos inculca en las Santas Escrituras y más particularmente en la Iglesia que la maldad nunca fue felicidad por muy apetecible que nos haya parecido. Y es porque estas cosas no existen después de la muerte y mucho menos en el cielo. Los espíritus de los que mueren aunque pretenden, ya no se pueden fumar aquel cigarrillo o satisfacer aquella urgencia sexual a cabalidad como lo hacían en la mortalidad. Es como tener mucha hambre o sed y sonar que uno está comiendo y bebiendo pero cuando uno despierte tiene más hambre y muchísima más sed. Este estado es considerado como ser esclavo del vicio o del pecado o de la inmundicia. O como cuando una droga o práctica prohibida se abusa al grado que ya no surte el efecto deseado o ya no satisface. Sobre este paraíso y/o la cárcel espiritual hablo Jesús brevemente cuando dijo a uno de los malhechores arrepentido con los cuales Jesús fue clavado según se encuentra en el Libro de Lucas Y anteriormente Isaías hablo de la apostasía espiritual o las incertidumbres o sensaciones de oscuridad en las tinieblas.
Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. Y respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condenación? Y nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; pero éste ningún mal hizo. Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.

(Nuevo Testamento Lucas 23:39-43)
Y será como el que tiene hambre y sueña, y he aquí que come, pero cuando despierta, su alma está vacía; o como el que tiene sed y sueña, y he aquí que bebe, pero cuando despierta, se halla cansado y su alma sedienta; así será la multitud de todas las naciones que peleen contra el amonte Sión. Deteneos y maravillaos; cegaos y quedad ciegos; embriagaos, pero no de vino; tambaleaos, pero no de bebida fuerte. Porque Jehová derramó sobre vosotros espíritu de profundo sueño, y cerró vuestros ojos; cubrió a los profetas, y a vuestros gobernantes y a los videntes. Y os será toda visión como palabras de libro sellado, el cual darán al que sabe leer y le dirán: Lee ahora esto, y él dirá: No puedo, porque está sellado.

(Antiguo Testamento, Isaías 29:8-12)
Por tanto, si uno de los dos malhechores fue y entro en el paraíso el otro debió asesino o ladrón debió haber ido o entrado a otro estado o lugar que no es el paraíso. Y también hay otras escrituras sagradas como si vinieran de un libro sellado que fue abierto por un indocto como lo describió Isaías cuyos registradores nos hablan desde el polvo y que nos clarifican más ampliamente que es lo que sucede al espíritu del hombre cuando deja este cuerpo mortal como las siguientes:
Por tanto, se ha designado a los hombres una época en que han de resucitar de los muertos; y hay un intervalo entre el tiempo de la muerte y el de la resurrección. Y ahora bien, concerniente a este espacio de tiempo, qué sucede con las almas de los hombres es lo que he preguntado diligentemente al Señor para saber; y es acerca de esto de lo que yo sé. Y cuando llegue el tiempo en que todos resuciten, entonces sabrán que Dios conoce todas las épocas que le están señaladas al hombre.
Ahora bien, respecto al estado del alma entre la muerte y la resurrección, he aquí, un ángel me ha hecho saber que los espíritus de todos los hombres, en cuanto se separan de este cuerpo mortal, sí, los espíritus de todos los hombres, sean buenos o malos, son llevados de regreso a ese Dios que les dio la vida. Y sucederá que los espíritus de los que son justos serán recibidos en un estado de felicidad que se llama paraíso: un estado de descanso, un estado de paz, donde descansarán de todas sus aflicciones, y de todo cuidado y pena.
Y entonces acontecerá que los espíritus de los malvados, sí, los que son malos —pues he aquí, no tienen parte ni porción del Espíritu del Señor, porque escogieron las malas obras en lugar de las buenas; por lo que el espíritu del diablo entró en ellos y se posesionó de su casa— éstos serán echados a las tinieblas de afuera; habrá llantos y lamentos y el crujir de dientes, y esto a causa de su propia iniquidad, pues fueron llevados cautivos por la voluntad del diablo.
Así que éste es el estado de las almas de los malvados; sí, en tinieblas y en un estado de terrible y espantosa espera de la ardiente indignación de la ira de Dios sobre ellos; y así permanecen en este estado, como los justos en el paraíso, hasta el tiempo de su resurrección.
(Libro de Mormón Alma 40:9 - 14)
Por ejemplo, los que murieron en sus pecados en el gran diluvio o los que fueron destruidos en Sodoma y Gomorra han estado muchos miles de años encarcelados en oscuridad y agonía hasta que Jesús, cuando el murió, fue abrirles la puerta mandando ministros para predicarles si es que después de haber purgado toda su culpa se arrepienten y quieren ir al paraíso y subsiguientemente resucitar y heredar un mejor lugar de acuerdo a sus obras sobre la tierra. Hay algunos que todavía escogen seguir siendo rebeldes y por eso son o continúan siendo oprimidos por sus pecados. Pero donde Dios El padre y su hijo Jesucristo y el espíritu santo están, ellos no pueden estar ni entrar por los siglos de los siglos porque no lo aceptaron en vida cuando les fueron mandados profetas y ministros a enseñarles este maravilloso o plan. Así que estos quedaran en su estado de salvación pero como Ángeles o siervos solitarios de Dios y sus hijos, sin padres, sin esposos, sin hijos u otro vinculo filial que los una a su parentela mortal. Y son o quedan eternamente como siervos solitarios de aquellos que obtuvieron un peso de gloria o grado de felicidad mucho mayor o quienes se sujetaron a la voluntad de Dios en todas las cosas. Y todo esto es según el plan de redención.
Estos, a saber los que murieron en impiedad, tampoco pueden recibir una plenitud de gozo en el mundo venidero o ser restaurados a lo que fueron antes de nacer. Pudiera decir sin equivocarme que cuando todas las cosas hayan sido hechas y dichas la recompensa eterna del hombre será en base a lo que recibió y desarrollo en esta vida. Aquellos que recibieron mucho y fueron fieles obtendrán el doble o una multiplicidad de bendiciones o vidas eternas. Aquellos que fueron fieles sobre poco serán puestos sobre muchos, pero aquellos que desperdiciaron su estado de probación y escondieron sus talentos les será quitado aun lo que tuvieron y quedaran vacios en su estado de felicidad de acuerdo lo que especifique su salvación. Jesucristo fue perfecto y fiel en todo, y el fue recompensado con la plenitud del padre y gloria, riquezas, majestad y domino le fueron agregados para siempre jamás. El tiene todo poder y comprende toda altura y toda profundidad. Otros solo recibirán lo que puedan cargar en sus espaldas. Si cargaron una cruz como la de Cristo, entonces recibirán la recompensa de Cristo, a saber todas las cosas les estarán sujetas. Y aquellos que cargaron poco o nada recibirán lo mismo en proporción. Porque en la economía de Dios, no se le puede dar una mansión de cinco o de diez habitaciones a uno que fue infiel y que ni siquiera tuvo esposa e hijos eternos.
Porque en el cielo hay tres grados de gloria. Esto lo explico Pablo a los Corintios en el capítulo 15 de ese libro cuando les hablo sobre la resurrección y lo que vendrá después de ella. Porque una es la gloria del sol, otra es la gloria de la luna y otra es la gloria de las estrellas. O una es la gloria celestial, otra es la gloria terrestrial y otra es la gloria telestial. Y difieren la una de la otra de la misma manera que el sol es más brillante que la luna, y la luna más brillante que las estrellas a simple vista. Por tanto, así también difieren en peso, grandeza, altura y resplandor los reinos de gloria en el cielo y los cuerpos de quienes allí moraran según el cuerpo que reciban en su resurrección.
Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrestres; mas ciertamente una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrestres. Una es la gloria del sol, y otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en gloria.
(Nuevo Testamento, Corintios Capitulo 15:40-41)
Por lo tanto, con la acepción de unos pocos que son indignos de gloria, la salvación es gratuita para todos una vez todas las deudas se hallan saldado a cabalidad. Así que buenos o malos, altos o bajos, bellos o feos, después de morir, tarde o temprano todos resucitaremos. Pero para alcanzar el reino más alto de Gloria en la presencia de Dios y con su ayuda nosotros tenemos que labrar nuestro propio galardón con temor y temblor y es necesario que sigamos ciertos mandamientos, leyes, reglas y estatutos decretados por el reino de Dios sobre la tierra y también por el reino de los cielos. Porque quien no viva por la ley, deberá perece por la misma. Por lo general, las leyes son solo para quienes las quebrantan. Quienes son juiciosos y obedientes, no tienen porque temer.
Así que en respuesta a vuestra pregunta sobre la resurrección. Así como no todos mueren de una sola vez tampoco todos resucitan a la misma vez. Cada cosa tiene su época. Los muertos que fueron justos y/o aquellos a quienes les fue arrebatada la vida injustamente o sin conocer el evangelio, pero que con gusto lo habrían aceptado en esta vida si se les hubiera presentado, ahora están en el paraíso de Dios. Ellos están descansando de todo pesar, de toda tribulación y de toda tentación. Ellos están aprendiendo esto mismo que yo les estoy enseñando pero en perfección. Ellos están junto con sus padres u otros de su familia que han perecido en justicia antes que ellos preparando el camino para los que pronto han de morir. Muchos de ellos están preparando bajo la dirección de Jesucristo y sus ministros debidamente comisionados en toda su capacidad un lugar para los suyos a saber sus padres y sus hijos y demás familiares de la simiente justa. Y ellos no pueden resucitar sino hasta después de que hayan acabado su obra y/o alguien haga un trabajo que los muertos necesitan que nosotros hagamos por ellos. Esto porque el plan de salvación es potente y está en operación y este penetra los dos mundos tanto el temporal como el espiritual.
Y todos nuestros antepasados necesitan que nosotros; si, ustedes y yo, hagamos vicariamente por ellos lo que ellos no pudieron hacer pos si mismos porque no se les dio la oportunidad en esta vida. Esto nos manifiesta que Dios es un Dios justo y misericordioso; que todavía tiene su mano extendida para salvarnos. Y también somos salvos que por su gracia, misericordia y también por su paciencia podemos alcanzar misericordia si le buscamos mientras le podamos encontrar. Pero el tiempo del fin está muy cerca; aun a las puertas. Y cuando la destrucción viene el es parejo con todos, y nadie sino los más justos podrán soportar el día grande y terrible de su venida. Porque así como fue durante los días de Noé, así también será al tiempo de la venida del hijo del hombre.
Porque como el relámpago que al fulgurar ilumina el cielo desde un extremo hasta el otro, así también será el Hijo del Hombre en su día. Pero primero es necesario que padezca mucho y sea rechazado por esta generación. Y como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos. Asimismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y destruyó a todos. Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste.
(Nuevo Testamento, Lucas 17:24-30)
Así que, por esta causa los apóstoles predicaron al mundo la resurrección de los muertos. Estas cosas son las que habéis de esperar; y hablando según la manera del Señor, están ahora a las puertas, y en un tiempo que está por venir, sí, en el día de la venida del Hijo del Hombre. Y hasta aquella hora habrá vírgenes insensatas entre las sensatas; y en esa hora se hará una separación completa de los justos y los malvados; y en aquel día enviaré a mis ángeles para extirpar a los inicuos y arrojarlos al fuego inextinguible.

(Doctrinas y Convenios 63:52-54)
Poro hay que tomar en cuenta que hay muchos engañadores en la tierra dentro del ámbito cristiano o eclesiástico que sin tener debida autoridad utilizan el nombre de nuestro señor para hacer lo que no les es licito como predicar el evangelio, bendecir, bautizar, casar o efectuar otros sacramentos en el nombre del Señor. Y nadie toma sobre si esta honra y potestad sino aquellos que fueron llamados de Dios como Aarón o como los apóstoles de Jesucristo de todas las edades pese a lo puros o buenos que sean sus motivos.
Por lo tanto, si una persona cree o tiene fe en Jesucristo, pero murió sin un bautismo legal y valido porque quien la bautizo, si es que se bautizo, o quien los bautizo era un sacerdote falso y no tenía autoridad delante de Dios para efectuar esa ordenanza no es válida y por lo tanto puede ser aceptado en el paraíso o resucitar sino hasta que esto se efectué como Dios lo decreto y por sus siervos autorizados, los vivos por su propia persona o los muertos vicariamente por medio de sus propios agentes o aquellos que un permanecen y hacen estas cosas por ellos. Es decir que si mi padre o abuelo no se bautizo porque no conoció el evangelio, yo puedo hacer esta ordenanza sagrada y necesaria por ellos prestando mi nombre y mi cuerpo vicariamente por ellos. Gloria sea a Dios que esto ya se hizo. Y así es y debería ser con todos aquellos que son responsables ante Dios o que han muerto después de la edad de ocho años sin conocer el evangelio eterno. Porque además de predicar el evangelio y perfeccionar a los santos, la redención de los muertos es el trabajo de mayor importancia que nosotros podemos hacer por nuestros muertos y nuestros antepasados hasta donde nos sea posible. Y es porque nosotros no podemos ser salvos sin ellos ni ellos sin nosotros. Esta es la obra que fecundara al mundo durante el gran milenio la cual en estos últimos días, en la Iglesia de Jesucristo, los santos ya hemos empezado.

Y por causa de esto, El Señor, además diseñar y dirigir este maravilloso plan de Salvación; y de organizar y restaurar su iglesia verdadera sobre la tierra nos ha mandado a edificar muchos TEMPLOS SANTOS donde nosotros podemos hacer esta obra esencial por nuestros muertos ya sea que acepten o no el plan de redención en el mundo de los espíritus para que todos podamos sujetarnos a Cristo y compadecer ante Dios en el día de Juicio justo después de nuestra resurrección. Y esto es en base a nuestras obras ye fuesen buenas o malas. Y por esto nos afanamos en esta vida para traer almas a Dios para que nuestro gozo sea completo. Es por eso que aquí, en la tierra o bajo el estrado de los pies de Cristo, a saber los que estamos sobre la tierra o debajo de la tierra somos sellados o sujetados a Dios, siendo la muerte la última de las victimas de Cristo que ha de ser vencida. Sobre todas las cosas sujetas bajo los pies del hijo de Dios hablo Pablo a la Iglesia primitiva de Jesucristo; y Jesucristo mismo nos lo dijo a nosotros en estos últimos días aquí en las Américas cuando anterior y posteriormente nos dijeron:
Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas le son sujetas, claro está que exceptúa a aquel que sujetó a él todas las cosas. Pero luego que todas las cosas le sean sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos. De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si en ninguna manera los muertos resucitan? ¿Por qué, pues, se bautizan por los muertos?
(Nuevo Testamento, Corintios 15: 27-29)
Y si acontece que trabajáis todos vuestros días proclamando el arrepentimiento a este pueblo y me traéis aun cuando fuere una sola alma, ¡cuán grande será vuestro gozo con ella en el reino de mi Padre! Y ahora, si vuestro gozo será grande con un alma que me hayáis traído al reino de mi Padre, ¡cuán grande no será vuestro gozo si me trajereis muchas almas! He aquí, tenéis mi evangelio ante vosotros, y mi roca y mi salvación. Pedid al Padre en mi nombre, con fe, creyendo que recibiréis, y tendréis el Espíritu Santo, que manifiesta todas las cosas que son convenientes a los hijos de los hombres. Y si no tenéis fe, esperanza y caridad, no podréis hacer nada.
(Doctrina y Convenios Sección 18:15 - 19)
Y no solo eso, porque además del bautismo por los vivientes y vicariamente por los muertos en el Templo del Señor aquí en el estrado de sus pies, hay otras ordenanzas muy sagradas que nos ayudan a unir a las familias para que cuando resucitemos no resucitemos solitarios sino como familia con el fin de que haya una cadena desde nosotros hasta nuestros primeros padres Adán y Eva y así podamos vivir en la presencia misma de Dios eternamente. Y esto se debe llevar acabo aquí porque en el cielo ni se casan ni se dan en casamiento. Pero para eso tenemos que conocer a Dios primero. Y nadie le conoce si no guarda fielmente todos sus mandamientos que su hijo amado nos ha dado. Y él nos manda a entrar por la puerta estrecha y angosta que conduce a la vida eterna. Todos debemos practicar el sincero arrepentimiento mientras esté disponible porque llegara el día en que esto será escondido aun de la presencia de Dios. Y quien no se halla arrepentido será talado y echado al fuego eterno. Esto incluye a aquellos que han cometido pecados atroces; pero que en base a sus obras atroces son desencadenados o botados como eslabón perdido de la cadena de simiente santa quedando en la cola; y otros ocupan el lugar que de haber sido justos les hubiera correspondido si hubiesen hecho todas las cosas que nuestro padre celestial les hubiera mandado. En general, esto es una obra de amor o como dice la escritura es como volver el corazón de los padres a los hijos y el de los hijos a sus padres. A fin de cuentas casi todos, tarde o temprano volverán para compadecer ante Dios y heredar la mansión o tinieblas preparadas para ellos como se delineara posteriormente en esta jornada.
Para este propósito expreso el Señor nos envió su mensajero eterno del convenio; si a Barnabas, para consolarnos; o a Elías el profeta que traducido quiere decir, el Hijo de Justicia, con quien surge con salvación el poder y autoridad divina para poder hacer todas estas cosas como se encuentra en el último libro de Malaquías capítulo cuarto donde también el Señor nos dice: Heme aquí dice Elías:
PORQUE he aquí, viene el día que arderá como un horno; y todos los soberbios, sí, y todos los que obran inicuamente serán rastrojo; y aquel día que viene los abrasará, dice el Señor de los Ejércitos, de modo que no les dejará ni raíz ni rama. Pero para vosotros que teméis mi nombre, surgirá el Hijo de Justicia, con salvación en sus alas; y saldréis, y os criaréis como terneros en el establo. Y hollaréis a los malvados; porque serán como cenizas bajo las plantas de vuestros pies el día en que yo haga esto, dice el Señor de los Ejércitos. Recordad la ley de Moisés, mi siervo, la cual le decreté en Horeb para todo Israel, con los estatutos y juicios. He aquí, yo os enviaré a Elías el profeta antes que venga el día grande y terrible del Señor; y él volverá el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a sus padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con una maldición.
(Libro de Mormón 3 Nefi 25:1 - 6)
De no ser esto así, por decreto celestial, toda la tierra seria maldecida, asolada y destruida tanto entre vivos como entre los muertos no dejándole al hombre ni raíz, ni rama, ni fruto al momento de la venida en Gloria de Nuestro Señor Jesucristo. Y de ser así, ninguno de nosotros seria encontrado digno de vivir otra vez en la presencia de Dios. Y es por eso que Elías, el profeta nos ha sido enviado otra vez en estos últimos días y nos ha revelado estas cosas para que no perezcamos. Y el Señor fue quien nos lo revelo diciendo:

HE aquí, yo os revelaré el sacerdocio, por conducto de Elías el profeta, antes de la venida del grande y terrible día del Señor. Y él plantará en el corazón de los hijos las promesas hechas a los padres, y el corazón de los hijos se volverá hacia sus padres. De no ser así, toda la tierra sería totalmente asolada a su venida.
(Doctrina y Convenios Sección 2:1 - 3)
Por lo tanto esto se cumplió y se verifico el día 3 de Abril del Año 1836 y sobre esto posteriormente así dice el profeta:
Concluida esta visión, se nos desplegó otra visión grande y gloriosa; porque Elías el profeta, que fue llevado al cielo sin gustar la muerte, se apareció ante nosotros, y dijo: He aquí, ha llegado plenamente el tiempo del cual se habló por boca de Malaquías, testificando que él [Elías el profeta] sería enviado antes que viniera el día grande y terrible del Señor, para hacer volver el corazón de los padres a los hijos, y el de los hijos a los padres, para que el mundo entero no fuera herido con una maldición. Por tanto, se entregan en vuestras manos las llaves de esta dispensación; y por esto sabréis que el adía grande y terrible del Señor está cerca, sí, a las puertas.
(Doctrinas Y convenios 110:13-16)
Así que:
¡OÍD, oh cielos, escucha, oh tierra, y regocijaos, vosotros los habitantes de ellos, porque el Señor es Dios, y aparte de él no hay Salvador! Grande es su sabiduría, maravillosas son sus vías, y la magnitud de sus obras nadie la puede saber. Sus propósitos nunca fracasan, ni hay quien pueda detener su mano. De eternidad en eternidad él es el mismo, y sus años nunca se acaban. Porque así dice el Señor: Yo, el Señor, soy misericordioso y benigno para con los que me temen, y me deleito en honrar a los que me sirven en rectitud y en verdad hasta el fin.

(Doctrina y Convenios Sección 76:1 - 5)
Y cómo podemos ver, todo esto que he compendiado está bien estipulado en el eterno plan de salvación y las escrituras testifican hasta de la veracidad de estas cosas hasta este punto. Y esto razón suficiente para regocijarnos por lo que aun esta pro venir. Y el Señor así os llama y pronto escuchareis su voz manifestar desde los cielos pues el gran día del Señor esta cerca y el Señor nos ha mandado a publicarlo hasta los confines de la tierra y su mano nadie la puede detener.

Porque viene el día en que el Señor hará resonar su voz desde el cielo; los cielos se estremecerán y la tierra temblará, y la trompeta de Dios sonará larga y fuertemente, y dirá a las naciones dormidas: ¡Levantaos, santos, y vivid; quedaos, pecadores, y dormid hasta que llame otra vez! Por lo tanto, ceñid vuestros lomos, no sea que se os halle entre los inicuos.
Levantad vuestras voces sin cesar. Llamad a las naciones a que se arrepientan, tanto ancianos como jóvenes, ora esclavos o libres, diciendo:  Preparaos para el gran día del Señor; porque si yo, que soy hombre, alzo mi voz y os llamo al arrepentimiento, y me aborrecéis, ¿qué diréis cuando venga el día en que los truenos hagan oír sus voces desde los extremos de la tierra, hablando a los oídos de todos los vivientes, diciendo: Arrepentíos y preparaos para el gran día del Señor? Sí, ¿y cuando los relámpagos resplandezcan desde el este hasta el oeste, y llegue el clamor de sus voces a todos los vivientes, haciendo zumbar los oídos de todos los que oigan, diciendo: Arrepentíos, porque el gran día del Señor ha llegado? Y además, el Señor emitirá su voz desde los cielos, diciendo: ¡Escuchad, oh naciones de la tierra, y oíd las palabras del Dios que os hizo!
¡Oh vosotras, naciones de la tierra, cuántas veces os hubiera juntado como la gallina junta a sus polluelos debajo de sus alas, mas no quisisteis! ¡Cuántas veces os he llamado por boca de mis siervos y por la ministración de ángeles, y por mi propia voz y por la de los truenos y la de los relámpagos y la de las tempestades; y por la voz de terremotos y de fuertes granizadas, y la de hambres y pestilencias de todas clases; y por el gran sonido de una trompeta, y por la voz del juicio y de la misericordia todo el día; y por la voz de gloria y de honra y la de las riquezas de la vida eterna, y os hubiera salvado con una salvación sempiterna, mas no quisisteis! He aquí, ha llegado el día en que la copa de la ira de mi indignación está llena. He aquí, en verdad os digo, que éstas son las palabras del Señor vuestro Dios.

(Doctrina y Convenios Sección 43:17 - 27)
Porque todo lo que está por venir ya ha sido manifestado en visión a hombres Santos que Dios ha escogido para guiar a su pueblo en estos últimos días y a un gran profeta. Por lo tanto quien quiera conocer a Dios y obtener la vida eterna deberá arrepentirse y cumplir todos sus mandamientos de Dios y venir a nosotros en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días. Esta es la única Iglesia verdadera y viviente sobre toda la faz de la tierra que tiene el poder y autoridad de Dios en gran gloria para administrar todas las ordenanzas de la salvación y la exaltación Y con toda la autoridad apropiada del reino de los cielos y como con voz de trompeta yo de mi mismo en el nombre del hijo de Dios Jesucristo os lo testifico y os lo manifiesto. Porque para esto extendemos el reino de Dios sobre la tierra, si para que el reino de los cielos se manifieste, Amen.
Y no solo eso, sino que nosotros y toda la tierra tenemos ahora un profeta viviente bajo el estrado y dirección de Jesucristo y todo aquel que no escuche a este profeta será cortado y desarraigado de la presencia de Dios. Y así ha sido desde el principio del mundo hasta el día de hoy y para siempre porque el Señor Dios lo ha hablado y no se disculpa. Y ese profeta se llama el Señor Nuestra Rectitud, quien sufre el nombre del título del ungido y soberano Rey de Reyes y Señor de Señores.

Venid y ved y también juzgad porque quienes no escucharon a ese Profeta en los días de Noé perecieron en el gran diluvio y solo ocho almas se salvaron de un mundo tan innumerable o mayor que el existente ahora. Quienes no escucharon ese profeta en los días de Moisés, recibieron la misma suerte pero por fuego, estruendo y hundimiento de la tierra. De igual forma los que no escucharon a Jesucristo, el santo de Israel durante y después de su ministerio terrenal perecieron por fuego en esa misma generación cuando la gran ciudad de Jerusalén fue destruida por fuego por segunda vez. Y muchos de ellos fueron esparcidos por sobre toda la faz de la tierra.
Y quienes no escuchemos al Santo de Israel todavía o a ese profeta del que nos hablo Moisés de que sería como él, a saber, Thomas Serpiente Monson, al que Dios pone hoy y al que establece sus pies en nuestro tiempo que es la piedrecita numero dieciséis desde José Smith hasta El Señor Nuestra Rectitud quien ahora está como piedra angular sobre toda la tierra, entonces deberemos sufrir. El profeta de turno es como nuestra Serpiente de bronce a quien debemos mirar y escuchar atentamente para ser salvos en este día de tenebrosidad y oscuridad. De no hacerlo deberemos padecer su ardiente ira; y sus plagas y mucha tribulación asoladora que culminara cuando todos los inicuos serán quemados como rastrojo como hasta este día se ha verificado.  Adorad a vuestro padre que está en los cielos, y recordad que Dios es espíritu.  Algunos se ofenderán o se escandalizaran por mi aseveración, pero mirad que no reverencies o que adoréis a la serpiente de bronce puesta en alto como los paganos no sea que el Señor Dios lo derribe antes de su tiempo como a Eli el sumo sacerdote de templo y a su inglorioso final o lo que le sobrevino a toda su descendencia.  No sea que otra vez el Señor os confunda y os hiera con incidentes como hasta entonces se ha verificado. Porque cuando menos lo esperamos, el pastor, aun el compañero del Señor puede ser herido y las ovejas del redil sean otra vez dispersadas en todas direcciones. Y esto es un oprobio un refrán que deberíamos de tener muy en cuenta porque nuestro Dios es un Dios celoso y su honra no la dará a nadie porque además de él no hay Salvador.
Entonces Jesús les dijo: Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche; porque escrito está:  Heriré al Pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas.
(Nuevo Testamento, Mateo 26:31)
Porque el hacha ya está puesta al pie de cada árbol, y todo árbol que no produzca buen fruto será talado y caerá como cae un árbol cuando es herido por el fulgente golpe de un rayo y después echado al fuego inextinguible junto con sus raíces y sus ramas de donde ningún viajero regresa. Así que escuchad tanto cielos como la tierra lo que en breve se realizara. Porque de esto escrito esta:
¡Oh cuán grande es el plan de nuestro Dios! Porque por otra parte, el paraíso de Dios ha de entregar los espíritus de los justos, y la tumba los cuerpos de los justos; y el espíritu y el cuerpo son restaurados de nuevo el uno al otro, y todos los hombres se tornan incorruptibles e inmortales; y son almas vivientes, teniendo un conocimiento perfecto semejante a nosotros en la carne, salvo que nuestro conocimiento será perfecto. Por lo que tendremos un conocimiento perfecto de toda nuestra culpa, y nuestra impureza, y nuestra desnudez; y los justos, hallándose vestidos de pureza, sí, con el manto de rectitud, tendrán un conocimiento perfecto de su gozo y de su rectitud. Y acontecerá que cuando todos los hombres hayan pasado de esta primera muerte a vida, de modo que hayan llegado a ser inmortales, deben comparecer ante el tribunal del Santo de Israel; y entonces viene el juicio, y luego deben ser juzgados según el santo juicio de Dios.
Y tan cierto como vive el Señor, porque el Señor Dios lo ha dicho, y es su palabra eterna que no puede dejar de ser, aquellos que son justos serán justos todavía, y los que son inmundos serán inmundos todavía; por lo tanto, los inmundos son el diablo y sus ángeles; e irán al fuego eterno, preparado para ellos; y su tormento es como un lago de fuego y azufre, cuya llama asciende para siempre jamás, y no tiene fin.
¡Oh, la grandeza y la justicia de nuestro Dios! Porque él ejecuta todas sus palabras, y han salido de su boca, y su ley se debe cumplir. Mas he aquí, los justos, los santos del Santo de Israel, aquellos que han creído en el Santo de Israel, quienes han soportado las cruces del mundo y menospreciado la vergüenza de ello, éstos heredarán el reino de Dios que fue preparado para ellos desde la fundación del mundo, y su gozo será completo para siempre.
¡Oh, la grandeza de la misericordia de nuestro Dios, el Santo de Israel! Pues él libra a sus santos de ese terrible monstruo, el diablo y muerte e infierno, y de ese lago de fuego y azufre, que es tormento sin fin. ¡Oh, cuán grande es la santidad de nuestro Dios! Pues él sabe todas las cosas, y no existe nada sin que él lo sepa.
Y viene al mundo para salvar a todos los hombres, si éstos escuchan su voz; porque he aquí, él sufre los dolores de todos los hombres, sí, los dolores de toda criatura viviente, tanto hombres como mujeres y niños, que pertenecen a la familia de Adán. Y sufre esto a fin de que la resurrección llegue a todos los hombres, para que todos comparezcan ante él en el gran día del juicio. Y él manda a todos los hombres que se arrepientan y se bauticen en su nombre, teniendo perfecta fe en el Santo de Israel, o no pueden ser salvos en el reino de Dios. Y si no se arrepienten, ni creen en su nombre, ni se bautizan en su nombre, ni perseveran hasta el fin, deben ser condenados; pues el Señor Dios, el Santo de Israel, lo ha dicho.

(Libro de Mormón 2 Nefi 9:13 - 24)
Así mis amados hermanos y hermanas que no habéis escuchado la dulzura del evangelio, hoy con suma humildad, afán y dedicación os manifiesto que para obtener el galardón más alto que deseamos, debemos vivir una vida tan impecable como la de Jesucristo y sus santos apóstoles y profetas. Y esto no es imposible como muchos lo manifiestan, porque Dios nos lo mando y nos puso el ejemplo por delante; si a su hijo unigénito y los apóstoles y profetas lograron también gran galardón en el Cielo como el del Hijo de Dios. Y esto porque siguieron fielmente el ejemplo de nuestro maestro y perseveraron hasta el fin. También nosotros lo podemos hacer. Y esto porque el Señor nunca da un mandamiento a los hijos de los hombres sin antes prepararles la vía para que cumplan lo que él les ha mandado.

Y si cumplimos o no los mandamientos heredaremos uno de los reinos de Gloria correspondientes. Pero si somos segados por las artimañas de los hombres, o si somos tibios o ignorantes y malvados desechando estas palabras de vida que hoy se nos manifiestan, heredaremos reinos de gloria menores que el reino donde Dios y sus hijos moraran para siempre. Y si somos inflamarte y sumamente inicuos como Caín o y traidores o malvados como judas de Keriot o el Iscariote, pues no heredaremos un reino de gloria sino un reino de inglorioso de oscuridad y de tormento eterno.

Y esto a continuación es lo que sucederá después de la primera o la subsiguiente resurrección y un profeta santo nos lo han revelado:
Por tanto, nadie se gloríe en el hombre, más bien gloríese en Dios, el cual subyugará a todo enemigo debajo de sus pies. Éstos morarán en la presencia de Dios y de su Cristo para siempre jamás. Éstos son los que él traerá consigo cuando venga en las nubes del cielo para reinar en la tierra sobre su pueblo. Son los que tendrán parte en la primera resurrección. Son quienes saldrán en la resurrección de los justos. Son los que han venido al monte de Sión y a la ciudad del Dios viviente, el lugar celestial, el más santo de todos. Son los que se han allegado a una hueste innumerable de ángeles, a la asamblea general e iglesia de Enoc y del Primogénito. Son aquellos cuyos nombres están escritos en el cielo, donde Dios y Cristo son los jueces de todo. Son hombres justos hechos perfectos mediante Jesús, el mediador del nuevo convenio, que obró esta perfecta expiación derramando su propia sangre. Éstos son aquellos cuyos cuerpos son celestiales, cuya gloria es la del sol, sí, la gloria de Dios, el más alto de todos, de cuya gloria está escrito que tiene como símbolo el sol del firmamento.
Y además, vimos el mundo terrestre, y he aquí, éstos son los de lo terrestre, cuya gloria se distingue de la gloria de los de la iglesia del Primogénito que han recibido la plenitud del Padre, así como la de la luna difiere del sol en el firmamento. He aquí, éstos son los que murieron sin ley; y también los que son los espíritus de los hombres encerrados en prisión, a quienes el Hijo visitó y predicó el evangelio, para que fuesen juzgados según los hombres en la carne; quienes no recibieron el testimonio de Jesús en la carne, mas después lo recibieron. Éstos son los hombres honorables de la tierra que fueron cegados por las artimañas de los hombres. Son los que reciben de su gloria, mas no de su plenitud. Son los que reciben de la presencia del Hijo, mas no de la plenitud del Padre. Por consiguiente, son cuerpos terrestres y no son cuerpos celestiales, y difieren en gloria como la luna difiere del sol. Éstos son aquellos que no son valientes en el testimonio de Jesús; así que, no obtienen la corona en el reino de nuestro Dios. Y éste es el fin de la visión que vimos de lo terrestre, que el Señor nos mandó escribir mientras todavía estábamos en el Espíritu.
Y además, vimos la gloria de lo telestial, la gloria de lo menor, así como la gloria de las estrellas difiere de la gloria de la luna en el firmamento. Éstos son los que no recibieron el evangelio de Cristo ni el testimonio de Jesús. Son los que no niegan al Santo Espíritu. Son aquellos que son arrojados al infierno. Son éstos los que no serán redimidos del diablo sino hasta la última resurrección, hasta que el Señor, Cristo el Cordero, haya cumplido su obra. Son los que no reciben de su plenitud en el mundo eterno, sino del Santo Espíritu por medio de la ministración de lo terrestre; y lo terrestre, por la ministración de lo celestial. Y lo telestial también lo recibe por la ministración de ángeles que son designados para ministrar por ellos, o sea, que son nombrados para ser sus espíritus ministrantes; porque serán herederos de la salvación.
Y así vimos en la visión celestial la gloria de lo telestial, que sobrepuja a toda comprensión; y ningún hombre la conoce sino aquel a quien Dios la ha revelado. Y así vimos la gloria de lo terrestre, que excede a la gloria de lo telestial en todas las cosas, sí, en gloria, en poder, en fuerza y en dominio. Y así vimos la gloria de lo celestial, que sobrepuja a todas las cosas; donde Dios, el Padre, reina en su trono para siempre jamás; ante cuyo trono todas las cosas se inclinan en humilde reverencia, y le rinden gloria para siempre jamás.
Los que moran en su presencia son la iglesia del Primogénito; y ven como son vistos, y conocen como son conocidos, habiendo recibido de su plenitud y de su gracia; y él los hace iguales en poder, en fuerza y en dominio. Y la gloria de lo celestial es una, así como la gloria del sol es una. Y la gloria de lo terrestre es una, así como es una la gloria de la luna. Y la gloria de lo telestial es una, así como la gloria de las estrellas es una; porque como una estrella es diferente de otra en gloria, así difieren uno y otro en gloria en el mundo telestial; porque éstos son los que dicen ser de Pablo, y de Apolos, y de Cefas. Son los que declaran ser unos de uno y otros de otro: unos de Cristo y otros de Juan, unos de Moisés, unos de Elías, unos de Esaías, unos de Isaías, y otros de Enoc; mas no recibieron el evangelio, ni el testimonio de Jesús, ni a los profetas, ni el convenio sempiterno.
En fin, todos éstos son los que no serán reunidos con los santos para ser arrebatados con la iglesia del Primogénito y recibidos en la nube. Éstos son los mentirosos y los hechiceros, los adúlteros y los fornicarios, y quienquiera que ama y obra mentira. Son los que padecen la ira de Dios en la tierra. Son los que padecen la venganza del fuego eterno. Son aquellos que son arrojados al infierno, y padecen la ira de Dios Todopoderoso hasta el cumplimiento de los tiempos, cuando Cristo haya subyugado a todo enemigo debajo de sus pies y haya perfeccionado su obra; cuando entregue el reino y lo presente sin mancha al Padre, diciendo: He vencido y pisado, yo solo, el lagar, sí, el lagar del furor de la ira del Dios Omnipotente. Entonces será coronado con la corona de su gloria, para sentarse sobre el trono de su poder y reinar para siempre jamás.
Mas he aquí, vimos la gloria y los habitantes del mundo telestial, y eran tan innumerables como las estrellas en el firmamento del cielo, o como las arenas en las playas del mar; y oímos la voz del Señor decir: Todos éstos doblarán la rodilla, y toda lengua confesará al que se sienta sobre el trono para siempre jamás; porque serán juzgados de acuerdo con sus obras, y cada hombre recibirá, conforme a sus propias obras, su dominio correspondiente en las mansiones que están preparadas; y serán siervos del Altísimo; mas a donde Dios y Cristo moran no podrán venir, por los siglos de los siglos.
Éste es el fin de la visión que vimos, que se nos mandó escribir mientras estábamos aún en el Espíritu. Pero grandes y maravillosas son las obras del Señor y los misterios de su reino que él nos enseñó, los cuales sobrepujan a toda comprensión en gloria, en poder y en dominio, los cuales nos mandó no escribir mientras estábamos aún en el Espíritu, y no es lícito que el hombre los declare; ni tampoco es el hombre capaz de darlos a conocer, porque sólo se ven y se comprenden por el poder del Santo Espíritu que Dios confiere a los que lo aman y se purifican ante él; a quienes concede este privilegio de ver y conocer por sí mismos, para que por el poder y la manifestación del Espíritu, mientras estén en la carne, puedan aguantar su presencia en el mundo de gloria. Y a Dios y al Cordero sean la gloria, la honra y el dominio para siempre jamás. Amén.
(Doctrina y Convenios Sección 76:61 - 119)
Estas palabras no son mías ni vienen de mí, sino de Jesucristo, el hijo del Dios altísimo. Y por el espíritu de verdad que hay en mi yo las tomo como uno que tiene autoridad para manifestarlas para el provecho de toda alma que tenga sed de salvación y vida eterna hasta los confines de la tierra. Y así como el Señor lo ha dicho así se cumplirán todas estas palabras. Y aunque pasaren los cielos y la tierra, estas palabras no pasaran sino que todas se cumplirán.
Por tanto, si queréis o deseáis saber la veracidad de todas estas palabras por vosotros mismos, orad a Dios el Eterno padre en el Nombre de Jesucristo y por el poder del Espíritu santo El os manifestara a vosotros mismos la verdad de ellas. Y al saber de su veracidad os exhorto a fructificar en la fe en Jesucristo.

Y con toda la ternura y fuerza de mi alma a os exhorto a arrepentiros de todos vuestros pecados a buscar vuestras bendiciones y ordenanzas salvadoras en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días para que podamos encontrarnos en el cielo y regocijarnos externamente en la plenitud del padre eterno. Porque esta vida es el tiempo para prepararse para compadecer ante Dios y de buscarle. No demoréis vuestro arrepentimiento hasta el fin, o hasta que la muerte os sorprenda sin estas bendiciones y heredéis oscuridad llanto y dolor hasta que el Hijo de Justicia os vuelva a llamar. El mundo ahora mismo gime en densa tiniebla y oscuridad donde no se puede hacer casi nada, ni mucho menos agradar a Dios. El que tenga el espíritu por día en estos últimos días le irá bien. Y con la potestad y autoridad apropiada todo esto lo registro en la tierra y en los cielos ante Dios, Ángeles y estos testigos en el Nombre de Jesucristo y con la única mira de glorificar al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, Amen.
Atentamente os ha hablado un indigno siervo en las manos de Cristo.
Este es Eliaquim, el hijo de Hilcías
Registrador y Escriba Malkiyahu
 Compendiado por
Miguel Ángel Tinoco Rodríguez
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